En mis sueños.

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Normal *POV*
Pasaban los días y Elesis no perdía la esperanza de ver otra vez al enmascarado, recordó sus movimientos, la fluidez con la que esquivaba y empezó a imitarlo, tal vez le serviría en algún momento. Todos los días salía con unos guantes y daba diferentes golpes a los árboles que vio de la pelea de su hermano.
-Si algún día me lo encuentro... Le pediré que me entrene...
Miraba atrás de vez en cuando para no ser vista por su familia, antes Chiaki la golpeó por lo del tipo enmascarado pero a ella no le importó, ahora tenía razones para seguir adelante. Cuando llegaba la hora en la que Chiaki la persiguió caminaba un poco lejos a la dirección en que la defendieron, al anochecer volvía a casa, esto sólo le era posible cuando Chiaki se iba al pueblo y su padre de caza, como antes. Pasó semanas haciendo esto, tenía la esperanza de que el desconocido volvería. Su cuerpo cada vez estaba más marcado, lleno de golpes, empezó a usar tanto remeras mangas largas como pantalones largos, siempre llevaba puestos los guantes con los que golpeaba los árboles, les había cortado los dedos. No siempre tenía las mismas ganas de vivir, pero lo hacía, para poder cumplir sus sueños.
-Tú puedes Elesis... -Golpeando el árbol de diferentes formas. -No duele, no duele, no duele... -Miró el cielo y fue a donde Chiaki la golpeó, allí siguió golpeando un árbol, se sentó en el piso y se quitó los guantes, sus nudillos estaban dañados como siempre.
Elesis dio un pequeño grito cuando al mirar a su lado estaba su defensor. Él se alejó un poco por cualquier golpe que ella pudiera soltar, se quedó paralizada mirándolo y los ojos se le cristalizaron. "¿Puedo abrazarte?" dijo con la voz quebrada, él asintió y cuando lo abrazó abrió los ojos.
Elesis *POV*
Las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos, fue un maldito sueño, abracé la almohada con fuerza y le gritaba con la cara hundida en ella. Lloré toda la noche hasta volver a caer dormida, desperté con un bofetón de mi madre.
-¿Por qué me golpeas?
Me senté cubriéndome la mejilla.
-Vas a cuidar la casa porque hoy coincidimos todos.
Pensé un poco y me di cuenta de que coincidía el día en que salían.
-¿Chiaki se irá una semana contigo?
-Si y tu padre también, hay comida en la cocina, adiós.
Se despidió de forma rápida y sin expresión, Chiaki se acercó y levantándome del pelo me dio un golpe en la cara, todos se fueron. Algo empezaba a caer en mi ojo nublandome la vista, me acerqué a un espejo y mi hermano me había dejado un tajo en la ceja, fui a curar mi herida y como siempre tratar anteriores. Me quedé viendo en el espejo, vi todos los hematomas de mi rostro y cuerpo al igual que varias heridas similares al tajo. Me di un baño y salí a entrenar con mi arco, corría mientras disparaba y luego de algunos flechazos dejaba de apuntar de manera rápida para dar un giro con una patada que se dirige a la cara. Lo había visto en un libro y la practicaba con árboles, ahora la debía practicar al aire y con un arma encima. Estuve entrenando todo el día, estaba tan agotada que caí al piso, cuando miré a mi lado había alguien. Levanté la mirada y era el enmascarado, estiró su mano y cuando estaba por tomarla desperté, estaba tirada donde caí, había sido otro sueño. Me levanté y fui a la casa, pasé por alto la cena y merienda, me fui a dormir. Al otro día miré por la ventana y esta vez era él, yo sé que era él, corrí para abrazarlo y antes del tacto desperté. Miré la ventana inmediatamente y no había nada, cerré la cortina de nuevo, fui a lavarme la cara y me acosté de nuevo.
-Realmente no tengo razones para seguir...
Susurré mientras lágrimas caían de mis ojos sin sentido alguno. Pensé muchas cosas hasta que me dormí, esta vez en mi sueño él estaba un poco más cerca. Quería abrazarlo, pero no, si lo toco despertaré. De la nada apareció Chiaki y le clavó una daga en la cara rompiendo su máscara, pero antes de poder ver su rostro desperté asustada y miré la ventana, él de nuevo, corrí hasta allí y desperté. ¿Esto es un sueño o la realidad? Miré a todos lados y noté que no podía distinguir la hora en mi reloj de pared, era un sueño, desperté finalmente, eran las 7:00 de la tarde. Comí un poco y volví a la cama, pero esta vez me puse a leer, todos los días pasaron igual, mi hermano y padre siguieron golpeándome, mi madre no tenía interés por nada, yo seguía sufriendo y estaba devastada, estaba depresiva. Sólo tenía la certeza de algo, sólo de una cosa, aunque seguro tú no lo sabes. Sólo pasa en mis sueños, pero no me importa, me atrevo a decir que: Te veo
FIN DEL CAPÍTULO

Desafiando Al DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora