Letras vacías

Veintiséis

Hay situaciones que son como terremotos, van con fuerza sacudiendo hasta el cimiento más profundo y aparentemente estable.
Pero de pronto todo cae cuesta abajo destruyendo todo a su paso.

Creí que a la partida de mi hermana me había dañado pero yo ya estaba dañada antes de eso.
Mi familia estaba dañada incluso mucho antes.

Entonces quizá este fue el detonante.
Lloramos su partida.
No hablamos durante días mientras que la sensación de un fuerte vacío nos iba inundando.

Culpé a todos sobre lo que sucedió. Me culpé a mi sobre ello. Permanecí  enojada por mucho tiempo.
Estaba deprimida.
Estubimos.

Pero aprendí a las malas a soltar para dejarme avanzar.
Tuve que perdonar y perdonarme, luego de eso lo intenté una y otra vez hasta lograrlo de forma auténtica.

Mientras caía en el proceso descubrí que estábamos intentando formar un nuevo cimiento, esta vez más profundo y resistente que con el tiempo solo iba mejorando.
Luego levantamos muros sobre todo lo que habíamos perdido.

Juntos.