Veinte. FINAL.

24 1 0
                                    

Lo gracioso de todo esto, Nicolás, es que me senti una perra.

Tenías novia, la rubia con la que solías caminar. Y me coqueteabas a mi, jugaste con mis sentimientos y me sentí una zorra. Le debo todo el respeto a tu novia. Gracias por no decirme.

Te odio, ¿si? Pensé que, lo que algún día había querido o gustado, iba a ser mejor.

Pero me equivoqué.

Siempre me equivoco de ti, Nicolás.

Sufrí mucha vergüenza intentando hablar contigo. Y... Lo peor, es que perdí toda la dignidad que tuve por ti.

Y por eso te odio.

Por Dalia, la chica con quién jugaste.

Palabras para élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora