Capítulo 3

20 3 0
                                    


Otro día, como cualquier otro, Marta comienza su rutina, se despierta, se prepara y sale sin ganas hacia el instituto, no tiene ganas de soportar a los imbéciles de sus "compañeros" por llamarles de alguna manera.

A la entrada, espera a que abran la puerta, lo que le faltaba David está con esa chavala de su clase...prácticamente perfecta, morena, de ojos miel, una figura perfecta... ¡Si prácticamente le gustaba hasta a ella!,  pero eso no le servía de consuelo en absoluto; era demasiado tímida para acercarse cuando David estaba con gente, pese a que sintiese que los celos le coloraban las mejillas hasta crearle fiebre.

Espera intentando fingir indiferencia hasta que termina de hablar con Gemma, por fin, a cinco minutos de que se abran las puertas, David, cae en la cuenta de que Marta había llegado, se disculpa con Gemma y se acerca con una sonrisa perfecta hacia donde ella.

—Buenos días reina— dice y le da un suave beso en los labios, ella le insinua una leve sonrisa, los celos la están matando.
—Buenos días cielo—responde
—¿Estás bien?—
—Bueno, ya sabes lo que pienso de que hables con Gemma— responde sin saber muy bien hacia donde dirigir su mirada sumida en la vergüenza.
—Marta...no puedo dejar de tener relación con todas las chicas que no te caen bien—responde un poco agobiado.
—Ya lo sé, pero me conoces, sabes todo lo que me acompleja alguien como ella— se ruboriza de vergüenza. Llevan más de un año juntos y aún siente inseguridades con él, patético, ¿no? piensa ella.
—Estate tranquila, no hay nadie que pueda superar la belleza que tengo delante—dice agarrándola de la cintura, pocos segundo después, suena el timbre, entonces se separan para ir cada uno a su respectiva clase.

Lengua, odia todo lo relacionado con las letras, le parece estúpido. ¿Sintaxis? ¿Comentarios de texto? ¿qué necesidad hay?, suspira y abre su cuaderno. La profesora llega y como cada día, se sumerge en su propio mundo. El cuaderno que saca, está lleno de dibujos, no se le da mal dibujar y puesto que le relaja se pone a ello; en un intento por tranquilizarse.

Comienza a trazar lineas, pero no está inspirada. Comienza a imaginarse un dulce beso con David, sus ojos se iluminan y deja volar su imaginación. Le desnuda en su mente, esa piel tostada por el sol, un moreno impecable le cubre cada lugar de su cuerpo, cosa que verifica al desabrocharle la camisa roja. Se ruboriza, y él sigue; deja al descubierto sus piernas, haciendo que sus pantalones se mimeticen con el ambiente de la habitación. Calor, romance y mucha excitación. La humedad le invade al completo, le sobra la ropa, y se deshace de ella, sin esperar, se abalanza sobre su pareja.
Se besan, se tocan, se funden, son un único ser. Lleva mucho tiempo deseándolo, pero nunca pensó que tanto, nunca se había atrevido a decírselo, pero sus pieles sintiéndose era la mejor sensación que jamás había sentido. Suena el timbre, Marta despierta de su sueño y recoge sus cosas para asistir a la siguiente clase.

No tan fácil como pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora