Alonso
Era domingo y por fin parecía una mañana de acuerdo a la primavera. No había nubes en el cielo y hacía un calor soportable. Me dirigía a casa de Nikki para recogerla, la había invitado a nuestra primera cita oficial. Aunque las demás habían contado, o eso suponía yo; finalmente me había atrevido a decir "cita" al invitarla a salir.
Su madre abrió la puerta unos momentos después de que toqué el timbre.
-Buenos días señora -saludé con una sonrisa nerviosa. -¿Cómo está?
-Hola Alonso ¿Cómo te va? -miró hacia dentro -En un momento le llamo a Nikki.
-Gracias -le sonreí nuevamente y le entregué uno de los dos pequeños ramos que llevaba en las manos: Gerberas para ella y rosas para Nikki.
Rió. -Muchas gracias, Alonso. Pasa, por favor.
Me quedé sentado en el comedor mientras ella le llamaba a Nikki y buscaba donde poner las flores.
-¡Ya voy! -gritó su hija en respuesta y luego escuché una puerta cerrarse. -¡Mamá! ¿Has visto mi...? -su voz se fue apagando conforme entró en el comedor. -Hola -murmuró con una sonrisa nerviosa.
-Hola Nikki -me levanté y caminé hacia ella. -¿Cómo estás?
-Bien -señaló hacia atrás, por donde había venido. -Déjame encontrar mi sue... -la interrumpí dandole un abrazo. -Mi suéter -terminó cuando la solté.
Recuperé las flores de encima de la mesa y se las entregué. -Para ti -sonreí.
-Gracias -me regresó la sonrisa y entró en la cocina, dejándome solo otra vez.
Unos minutos después de que hubiese ido con su madre adentro de la casa, volvió con su bolso y un suéter negro de rayas verticales.
-Lo encontré -anunció sacudiéndolo ligeramente.
-Qué bueno.
-¿Nos vamos?
-Vamos.
-¿A dónde me vas a llevar? -preguntó sonriendo, después de haberse abrochado el cinturón.
-Ya verás -le regresé la sonrisa y arranqué el coche.
-Oh no -musitó cuando llegamos.
-Ya sé que odias patinar -indiqué -Pero es porque nunca lo has hecho conmigo.
-Y no lo haré -contestó -Soy pésima y no pienso hacer el ridículo.
-Ay, vamos Nikki -sonreí -No puede ser tan malo.
-Lo será.
-No lo será -tomé su mano -Vamos.
Me alegré de que no hubiera mucha gente en la pista y después de pagar y ponernos los patines, entramos.
-No me vayas a soltar -advirtió.
-Jamás -le sonreí y ella me miró mal.
-Solo buscabas un pretexto para que te agarrara, ¿Verdad? -cuestionó entrecerrando los ojos.
Miré hacia arriba. -Tal vez.
-Te odio.
-No lo haces -besé su frente. -Además, ¿Por qué odias patinar? Es genial.
-Porque lo hago mal, por eso.
-No es tan difícil.
Después de unos cuantos intentos, logró avanzar sin perder el equilibrio. En realidad, yo me caí y ella no lo hizo hasta después.
ESTÁS LEYENDO
Man On A Wire || a.v.
Fanfiction¿Crees que hay alguien que está destinado para ti a pesar de todo? ¿Sabes cuándo has encontrado a la persona correcta? Alonso Villalpando sí. Y no hay nada más aterrador que cuando él encuentra a la suya. Libro #2 Serie Science & Faith. - No permi...