Cuarenta y tres

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Al menos gane un ángel.

Había imaginado muchas razones por la cual la chica despistada no había ido ese día a la cafetería, pero esa no era una de ellas. Me sentía terrible y una pésima persona al haber pensado alguna vez otra cosa, algo más egoísta.

Era obvio que perdonaba a la chica despistada, ahora solo importaba ella y que supiera que tenía todo mi apoyo.

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