Capítulo 7

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10 de julio de 2015

―Recuerda que tienes que estar allí a las diez.

―Lo sé.

―Y no vayas en coche, pide un taxi.

―Porque luego bebes y no puedes conducir ―digo imitando su voz―. Entendido.

―¿Crees que voy bien?

Gira sobre sí misma y sonríe esperando que diga algo. Hoy es el cumpleaños de Álex, y Vicky va a cenar con su familia a casa de sus padres. Después habrá una fiesta a la que yo estoy invitada, pero eso no es lo que importa ahora.

Según mi amiga, la madre de Álex es una bruja que le tiene manía y por eso está tan nerviosa. Yo solo pienso que si esta señora se parece a su hijo Daniel, Vicky no exagera en su miedo.

―Estás perfecta.

―¿Crees que la falda es muy corta? Esa señora es capaz de sacar un metro para ver si está dentro de la decencia.

―¡No digas tonterías!

Tengo que tranquilizarla hasta que su familia llega y sale de casa. Estoy segura de que todo le irá bien porque soy yo la que debe estar nerviosa. No veo a mi jefe desde que ocurrió lo que ocurrió. ¡Me ha estado evitando, estoy completamente segura!

A la mañana siguiente, cuando fui a la oficina, tenía una nota sobre mi mesa en la que decía que estaría reunido fuera y ayer me mandó el mismo mensaje con Clara. ¡El muy idiota no tiene lo que hay que tener para enfrentarse a mí! Aunque pensándolo bien, yo tampoco sé qué decirle cuando lo vea.

(***)

­Llego tarde y no me sorprende demasiado. Creo que mi propio subconsciente ha hecho que me quede dormida para que no se produzca el tan temido encuentro. He salido de casa bien peinada gracias a un tutorial de youtube y con mi vestido mal ajustado. En el taxi intento ponerme unas medias pero al final desisto y las meto en el bolso. Me maquillo lo mejor que puedo y cuando aparto la vista del espejo, me doy cuenta de que he llegado a mi destino.

―¿Cuánto te debo? ―le digo al taxista guardando todo apresuradamente en mi bolso.

―Este viaje debería dejártelo gratis, por el espectáculo.

―Pero si no he enseñado nada.

―Ha sido gracioso ver como intentabas maquillarte.

Sonrío, este hombre me ha caído bien. Solo por eso saco un billete de veinte del monedero y se lo doy, aunque sé que el trayecto ha costado menos. Me bajo del taxi y me pongo los tacones para después echar a correr por las escaleras que dan a la entrada. La casa de los padres de Álex parece más un palacio que cualquier otra cosa.

En la puerta le digo mi nombre a un hombre que espera con una lista y me deja pasar. Entro e intento cerrar la boca para no parecer tan sorprendida como estoy. Si la casa por fuera es impresionante ni hablar de como es por dentro.

―¿Sabes que hora es? ―me pregunta Guillermo, hermano de Vicky, en cuanto me ve.

―He llegado tarde, lo sé.

―Vicky no te va a perdonar esto.

―Lo hará, solo he llegado media horita tarde.

―Cuarenta y cinco minutos, para ser exactos. ―Sonríe―. Ve a buscarla, tiene cosas que contarte.

Giro sobre mí misma hasta que la encuentro hablando con un grupo de gente. Voy hacia ella, pero no logro llegar porque en cuanto me ve grita y corre en mi dirección. No sé muy bien qué está pasando, por lo que me quedo perpleja cuando me abraza sin parar de gritar.

¿Te burlas de mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora