Capítulo 31

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28 de noviembre de 2015

Llevo puesto el vestido más bonito de la historia, los zapatos más altos jamás vistos y el peinado y maquillaje más perfecto que nunca he usado. Hoy tengo la cita definitiva, la última cita antes de que esto se vuelva oficial. Hace poco más de un mes que Daniel y yo volvimos y por fin siento que esto es algo real.

Toco el timbre de su casa y suspiro. ¡Estoy de los nervios! Parezco una niña de catorce años que sale por primera vez con el chico que le gusta. Si no tuviera las uñas pintadas estaría mordiéndolas, pero en vez de eso cambio mi peso de un pie a otro.

—¡Dafne! —dice Daniel cuando abre la puerta.

—¡Hola!

—Oye, que guapa estás. ¿No tienes frío llevando solo ese vestido?

—Un poco, sí.

Inmediatamente agarra mis manos y tira de mí dentro de la casa. Sus manos me rodean en cuanto cierra la puerta y yo me agarro a él como si no quisiera que me dejara jamás. Y es que en realidad no quiero. Después de unos minutos así se separa unos centímetros de mí para poder agarrar mi cara y besarme.

—Mmm, ¿tienes hambre? —dice cuando nos separamos.

—No mucha la verdad, pero me muero por saber cuál es el maravilloso lugar al que me vas a llevar.

—Te vas a sorprender.

—Eso espero.

—Pero mucho.

—Es justo lo que quería.

Sonríe y agarra mi mano para después llevarla a sus labios y depositar un beso en ella. Cuando creo que va a coger sus cosas para salir de casa, me conduce a través de esta hasta detenernos en la puerta de su gimnasio. Inmediatamente mi ceño se frunce y abro la boca para decir algo, pero la cierro en cuanto queda a la vista el por qué estamos aquí.

Ha redecorado toda la habitación. Las máquinas han desaparecido y en su lugar hay varias mantas y cojines apilados junto al gran ventanal que da al jardín. Hablando del jardín, hay mil velas esparcidas por él que desde aquí se ven de una forma maravillosa. Aún sin decir nada camino hacia el ventanal, dándome cuenta del proyector que enfoca a la pared de enfrente y las cajitas de comida china que hay junto a los cojines. Estoy muy muy muy impresionada.

—Esto es... impresionante.

—Quería hacer algo nuevo y como siempre soy yo el que cocina, he pensado en que nos den ya algo hecho pero ir a un restaurante sería demasiado común así que esta ha sido mi gran idea.

—¿Dónde están todas esas máquinas tuyas?

—¿Eso es lo único que vas a decir?

—Tengo curiosidad.

—Están en el garaje.

—¿Y las has movido tú solo?

—Puede que haya extorsionado a Álex para que me ayude.

—Me hubiera gustado ver eso. —Me dejo caer sobre un enorme cojín—. ¡Me encanta esto!

—¿En serio?

—¡Sí, que hayas dedicado tanto tiempo en mí es precioso!

Inmediatamente una sonrisa se extiende en su rostro. ¡El pobrecito estaba de los nervios, más mono! Estiro mis brazos indicándole que quiero un abrazo y no tarda ni dos segundos en lanzarse sobre mí haciéndome reír. Tiro de él hacia mí con fuerza para no dejarlo escapar y pego mis labios a sus mejillas dejando sonoros besos que hacen que ría con fuerza.

¿Te burlas de mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora