Cap 6: El Primer Mes.

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Cap 6: El Primer Mes.

Justo como había dicho Liani, a partir de ese día en el que les dio la noticia de que iban a ser padres... Se instalo en la mansión de Ciel y Sebastián. Los días iban pasando uno a uno y se notaban los fuertes cambios de humor en el joven demonio.

Unos días Ciel despertaba de un humor muy dulce, meloso hasta tierno, pero mientras transcurría el día... el azabache y azulino terminaban peleándose... o por el contrario Ciel despertaba con un humor nefasto y frío y el día terminaba con Ciel siendo muy dulce con Sebastián.

Ciertamente los cambios de humor tenían cansado mental y anímicamente al demonio ojirojo... Ya no sabía qué hacer, o que pensar... Pero se mantenía firme ante todo, para así poder cuidar a Ciel...

Así ya había pasado un mes, al azulino ya comenzaba a notársele un pequeño vientre abultado. En estos momentos podíamos ver a Ciel recostado en su cama leyendo un libro como ya era su costumbre desde hace muchos años. Liani por su parte estaba en la sala con Sebastián... estaba por irse al purgatorio por unas almas para su esposo, sin más el demoniaco se despidió de su madre y se fue a cazarlas.

Aproximadamente una hora después y acompañado de un ánfora negra así como su ya típica expresión cansada, por cuidar día y noche a su azulino se marcaba cada vez más. Al llegar saludo a su madre con un beso en la mano, la cual le sonrió delicadamente pero sin dejar de observar lo desgastado que se encontraba su hijo... Por lo que decidió dejar su lectura y sentar a Sebastián con ella.

—Sebastián... Hijo mío... Te noto muy cansado y me atrevo a decir que hasta un tanto demacrado... ¿Qué puedo hacer por ti?... Necesitas descansar, anda dime, puedes pedirme lo que sea. — Hablo en un tomo preocupado la azabache de mirar plata con una voz cálida.

A lo que Sebastián solo le dio una media sonrisa. —No madre, no te preocupes... Estoy bien, él es mi responsabilidad... Después de todo el es mi esposo, y quien tendrá a nuestro hijo, desde niño lo cuido y conozco lo frio y desagradable que se puede llegar a poner, incluyendo lo insolente que puede ser, pero sabes, así lo conocí, así lo amo, no importa si saca esa vieja y ya olvidada forma de ser por el embarazo, ya se le pasara en unas dos semanas como me has dicho ¿No?... ¿Entonces de que me preocupo madre?... Bueno ahorita regreso a hacer de comer para Ciel, es el día libre de Bard y Meyrin...— Respondió el azabache sosteniendo una sonrisa un poco forzada por el cansancio, soltó un suspiro y se fue a donde Ciel.

El azulino estaba aun en su habitación leyendo, estaba tan absorto en su lectura que no percibía su alrededor, incluso refunfuñaba un tanto porque tenía ya mucha hambre. Pero por su parte mientras Sebastián caminaba hacia la habitación cerca de esta se apoyo en la pared, por extraño que pareciera se apoyo en la pared más próxima, respirando un tanto cansado, puesto que se había mareado, se tomo unos minutos para que le pasara el mareo y volvió a caminar, al llegar a la habitación donde estaba con su esposo, trato de sonreír y lo logro de forma encantadora como solo él podía.

El mayor abrió la puerta y camino hacia el menor. —Ciel... Aquí están las almas de hoy... Devóralas todas, ¿De acuerdo?... Son necesarias para ti y nuestro hijo...— El mayor hablo con un tono un tanto dulce, mientras que Ciel levanto la mirada, tomo el ánfora, la abrió y devoró cada una de las 3 almas que había en ella, le regreso el recipiente a Sebastián y volvió a su lectura. —Gracias... Uhnm ya te habías tardado ¿no crees?... Tenía mucha hambre... es más aun tengo ve a cocinar ¿no? —

Esa respuesta solo le hizo chasquear la lengua al mayor, pero también a su vez suspiro un tanto fastidiado... por lo que camino a la salida... —Claro... como ordenes... Tsk... ¿algo que desees en especial?... —

Un Sueño, Un Deseo, Una EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora