Carta IX. Media naranja.

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Hoy sí voy a recordarte la primera vez que te rompieron el corazón, pero realmente no quiero meterme tanto en ello porque sé que en un futuro vas a reprochármelo.

Creo que aquel día pudiste sentir a tu corazón partiéndose en miles de minúsculos pedacitos. Llegaste a casa y lo único que querías era llorar y escuchar música total y completamente triste, porque vamos ¿quién querría bailar frente al espejo cuando le rompieron sus ilusiones?

Es que hasta el amor fue convertido en algo comercial, las publicidades de las parejas felices con hijos, vacacionando por el mundo. Siendo falsamente felices. Convirtieron el amor en algo obligatorio, el matrimonio en algo de suma importancia.

Todos repetían lo mismo, luego de estudiar debías casarte y tener hijos, todo eso antes de los treinta años. ¿Por qué no después? Porque simplemente estarías desperdiciando tu vida en cosas que no te servirían para el futuro.

Siempre repetían que casarte era importante, que tener hijos era una muestra de amor inmensa. Nadie va a negar que la paternidad es una muestra de amor, pero al parecer estabas obligado a tener hijos o simplemente tu vida sería un fracaso.

¿Quién va a cuidarte de viejo si no tienes hijos? ¿Qué harás si no tienes hijos? ¿Serás feliz sin casarte?

Fuiste feliz durante tanto tiempo, sin casarte y sin tener hijos. ¿Por qué no podías serlo el resto de tu vida? El amor es algo que encontrarás cuando deba y tenga que ser, no cuando te veas obligado a hacerlo.

Siempre repitieron el verso de que todos tenemos una media naranja, de que siempre encontraremos a nuestra otra mitad en algún lado del mundo. Que siempre tenemos a alguien que va a complementarnos; pero hay algo que no te explicaron, tú estás entero. No necesitas a otra mitad y mucho menos necesitas a alguien que te complemente.

Déjame decirte que según la mitología griega, fuimos creados con dos brazos, dos piernas y dos caras, pero luego Zeus nos dividió, obligándonos a buscar nuestra mitad por el resto de nuestras vidas. 

Necesitas a alguien que camine a tu lado. No a alguien que camine frente a ti.

El amor propio es el que más necesitas.

Estás entero. 




¡Hola!

Perdón por la tardanza, espero que les haya gustado ésta carta.

Los invito también a pasar por mi otra novela, "La última batalla de Morfeo". La encuentran en mi perfil. 

Espero que tengan una buena semana.

China. 



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