DOS

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LOS ELEGIDOS.

CAPITULO 2:El Primer Caso.

Nombre: Ethan James Brown, 21 años.

Residencia: Departamento, piso 6.

Descripción Física:1,70 de altura, cabello castaño, ojos cafés.

Trabajo:Cajero.

Caso: No resuelto.

Desaparecido el 05-09-15.

~•~

—Adiós, Ty—Saludé a mi compañero de trabajo antes de salir por las puertas corredizas de la tienda para que el aire fresco chocara contra mi rostro.

El trabajo que conseguí no era el mejor de todos pero me servía para pagar el departamento, alimentarme y por sobre todo comprar mi éxtasis.

Tomé un atajo para llegar a casa lo antes posible, ya que estaba algo lejos y el cielo estaba cubierto de nubes, llovería en cualquier momento... La noche estaba fresca y caminaba por una calle oscura, sin faroles. La noche estaba realmente fría.


Estaba en un barrio peligroso, oí que la semana pasada habían matado a alguien en esta calle pero no me importó demasiado, sólo quería llegar a casa lo más rápido posible. Doblé en una de las esquinas y sentí como alguien me tomaba por sorpresa, estampandome contra la pared.


—¿Ryan?—Le pregunté con el ceño fruncido.

Él me tomó por el cuello de la camisa y me estampó nuevamente contra la pared.

—Quiero mi dinero, Brown—Dijo en tono amenazante—y lo quiero ahora, imbécil.

—Sabes que te lo daré, solo dame más tiempo, Ry...

—No hay más tiempo, James.

Vi como sacaba de su chaqueta una navaja haciendo que me tense al instante.

—Ryan, calmante amigo—Le dije con las manos en el aire, tratando de alejarme de la navaja—Juro que tendré el dinero para el martes, sólo...

Un grito desgarrador me interrumpió llamando nuestra atención. Él se volteó y traté de salir de su agarre aprovechando su distracción pero fue en vano.


No me sorprendía que le estuvieran robando a alguien a estas horas de la noche y en este tipo de barrio pero esto parecía algo más que solo un robo. Escuchamos un grito femenino llamando por Ryan el cual me soltó al instante y corrió al callejón rápidamente.


Con el ceño fruncido salí detrás de él, sabía que no era mi problema, que era mi oportunidad de escapar pero algo me atraía a ese callejón, tal vez solo era curiosidad.

Caminé dudoso pero la curiosidad era más fuerte y me asomé al callejón, que era iluminado por una luz al fondo que me ayudó a ver esa horrorosa escena.

Ryan estaba siendo acorralado en la pared por un hombre con una sudadera manchada de sangre, a éste se le escapaban risitas escalofriantes mientras le cortaba las mejillas que sangraban a borbotones con un cuchillo de cocina, Ryan lloraba pidiendo piedad.

A un lado de ellos había una chica con los ojos inyectados en sangre, brotando sangre por la boca a montones -Gracias a la retorcida sonrisa tallada de oreja a oreja que tenía en su rostro- y con sus órganos estaban fuera de su cuerpo adornando el sucio suelo del callejón, siendo devorado por las ratas de ése mismo.

Ryan me lanzó una última mirada antes de caer al suelo y comenzar a hacer movimientos extraños y el psicópata con capucha decidió acabar con su sufrimiento cortando su cuello de manera brusca, salpicando la pared y parte de su rostro con ese líquido carmesí.

Se me heló la sangre y el terror corrió por mis venas cuando vi que el encapuchado levantó la vista lentamente para clavarla en mi. Comenzó a levantarse del suelo y yo estaba paralizado del horror, viendo como balanceaba el cuchillo ensangrentado de un lado a otro entre sus manos como si de un juguete inofensivo se tratase. Mis piernas no respondían cuando comenzó a acercarse. Pero lo peor no fue eso,lo peor fue ver su cara iluminada por la luz de la luna.


Era...Horrible.

Tenía la cara pálida casi blanca, unos ojos negros completamente abiertos y una retorcida sonrisa tallada de oreja a oreja.

Dejó de caminar de golpe a unos diez metros de mi. Ladeó la cabeza, examinándome. Se quedó viéndome fijamente para luego darme una sonrisa que me puso los pelos de punta.


Por fin pude reaccionar y corrí tan rápido como mis piernas me lo permitían. Volteé hacia atrás y lo vi allí parado, sin moverse de su lugar, mirándome fijamente aún con ese rostro sonriente, mostrándome toda su asquerosa dentadura.


Al voltear nuevamente al frente sentí escalofríos al escuchar una risa enfermiza. Corrí y no paré hasta llegar a mi departamento. Cerré la puerta al entrar a éste y me apoyé en esta aterrado por lo ocurrido. No podría dormir recordando ese horrible rostro...


Fui al baño sintiéndome más seguro al estar en mi departamento. Abrí el agua fría y me mojé la cara mirándome en el espejo. No tenía hambre por lo que me acosté en mi cama mirando al techo por un largo rato hasta lograr quedarme dormido.


(...)

Abrí los ojos al escuchar un ruido en la cocina. Caminé somnoliento con las luces apagadas. Prendí las luces y me encontré con un plato roto, con el ceño fruncido me acerqué y levanté los restos para luego tirarlos al cesto de basura.

Me volteé hacia el pasillo de las habitaciones que daba a la puerta principal para volver a la cama y mis ojos se abrieron como platos al notar que estaba abierta de par en par.


Estaba seguro de haber cerrado con llave.

Al principio creí que solo fue un error mío pero la realidad me golpeó, trayendo consigo los recuerdos de los sucesos que ocurrieron hace un par de horas atrás. No fue una pesadilla...

Comencé a sentirme pesado, inquieto, nervioso...Observado.

Una fría mano se posó en mi boca y un filo en mi cuello. Me paralicé en mi lugar al sentir el frío metal en mi cuello, cerré los ojos tragando mis lágrimas. Sentí una respiración en mi oído, escuchando una risa ronca.


[...]

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