Agradecimientos a Christopher Robin
Hunter x Hunter no me pertenece
Sin ganas se levantó de aquella cama ajena, se vistió y rápidamente se fue a su cuarto. Realmente no deseaba ser descubierta, el cómo justificar su acto sería complicado y humillante pero para su suerte todo transcurrió bien en ese pequeño intervalo de tiempo.
No tenía nada que hacer a esas alturas de la mañana, Kanaria debería de estar demasiado ocupada en sus asuntos de mayordomo y salir a caminar quizás no sería la mejor opción después de la escapada de ayer únicamente serviría para alimentar la paranoia de Kikio. Simplemente decidió seguir con su pendiente de ayer, leer sus antiguos diarios antes de escribir en el más reciente.
Sacó con cuidado el bolso de su escondite, Miu no era estúpida, sabía perfectamente que los empleados no la querían mucho y era mejor no tentarlos con eso de dejar un diario, un arma que mucho daño puede causarle a la vista de cualquiera.
Con libro en mano y camino a sentarse en un puff, se vió de reojo en el espejo, sorprendida se fijó bien en su reflejo: ¡Decir que estaba hecha un asco era poco! Tenía toda la cara con el maquillaje corrido probablemente por lágrimas que inconscientemente debió soltar el día anterior antes de dormirse.
— Maquillaje de mierda.
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Flashback
"Necesitaba curarme, pero salir no era posible, estaba sola y lo único que me quedaba era esperar."
Cerróel libro y lo guardó a pesar de esos sucesos fueran de hace muchos años atrás, el recordarlo le hacía sentir extraño.
Estuvo un par de horas tumbada cuando alguien llamó la puerta interrumpiendo su interesante actividad de mirar el techo. Al abrir la puerta se encontró con una sonriente Kikio con notorias malas intenciones.
—Linda, me puse a pensar y ya que estás libre pensé en tener una tarde de mujeres.
La palabra "mierda" fue lo último que se le pasó por la mente antes de ser brutalmente arrastrada por la mansión hacia el cuarto de Kikio. Una vez dentro y con la puerta cerrada con pestillo la entusiasmada mujer comenzó a revolver en su closet y cajones sacando con gran rapidez vestidos, accesorios y maquillaje.
Miu era una persona con gustos simples, con tener ropa cómoda, zapatos planos y su arsenal de chocolate podía estar en paz, pero Kikio a pesar de saber eso le era inevitable al menos intentar que se probrara ropa diferente a su gusto.
— Cuando estaba en la ciudad vi un par de cosas que me parecieron perfectas para tí, además te tengo un regalo.
—¿Regalo?
—Te lo entrego más tarde, ahora arreglemos tu pelo— dijo mientras entusiasmada le daba palmaditas a un asiento.
Después de todo un ajetreo arreglando el desastroso e indomable pelo de Miu, que con suerte era peinado una vez a las quinientas, Kikio comenzó a maquillarla.
Otra cosa que para Miu era un completo gasto de tiempo, además de peinarse, era maquillarse, pero por culpa de cierta mujer paranoica y perfeccionista se había visto obligada a cada día de su vida colocarse base para cubrir sus imperfecciones, que para esa mujer era algo anti estético.
Pasó una buena cantidad de tiempo entre poner base y que le entró rímel en el ojo por haberse movido mucho, que las lágrimas corrieron el maquillaje, que ajustar el corset, que cambiar el vestido, zapatos, medias y otras mierdas cuando finalmente Kikio sacó una caja voluminosa envuelta en papel de regalo.
—¿Recuerdas lo que te dije hace un tiempo atrás?, me refiero a cuando mencioné que tu eres como la hija que nunca tuve...
—Sí, lo recuerdo.
—Lo dije en serio, sabes, cuando era más joven tenía un vestido que realmente amaba y yo realmente deseaba una hija para entregárselo como legado, pero tristemente sólo tuve hombres.—Con algo de pena abrazó un poco la caja para luego entregársela en sus manos.
—Me haría feliz regalártelo y vértelo puesto.
Apenas terminó de hablar, Miu partió hacia atrás del biombo y empezó a desvestirse con la extraña necesidad de querer cumplir cuanto antes ese deseo.
Pero algo la detuvo una vez que sólo estaba en ropa interior, por primera vez en mucho tiempo se fijó en su reflejo en el espejo de cuerpo entero que la acompañaba detrás del biombo.
Asco, no podía sentir algo fuera de eso sobre su cuerpo, quizá tuviera un cuerpo un tanto desarrollado pero eso a Miu le valía madres. Lo que más le dolía al mirarse eran sus cicatrices, sus notorias gigantes y numerosas cicatrices
Quemaduras, marcas de azotes entre otras cosas, pero más destacable que cualquiera eran dos grandes agujeros en su hombro y en su pecho. El sólo verlas le hacía recordar sus desastrosos últimos momentos en NGL.
—Miu, ¿pasa algo?
—No... sólo me distraje.
Como debió haber hecho antes se fijó que el vestido era corto en la parte delantera, con una cola larga de volantes y un notorio color rojo con detalles dorados. Una extraña mezcla de lo estrafalario y lo simple y una vez que lo tuvo puesto le sorprendió bastante el hecho de que le gustara.
Salió detrás del biombo, los grititos emocionados de Kikio no se hicieron esperar y un par de lágrimas se le salieron de sus ojos.
Luego de ese "emotivo" momento se cambió su ropa y comenzó a caminar distraídamente por los pasillos de la mansión principal. Detuvo sus pies cuando notó a donde se estaba dirigiendo inconscientemente.
Desde que él se había ido de la mansión no había entrado a su cuarto. Lo admitía, su situación era lamentable por una razón difícil de explicar, se había visto obligada a evitar la soledad con especial peligro en las noches, antiguamente dormía con Kanaria pero desde que se mudó a la mansión principal y se había hecho más cercana a él solían turnarse para ir a dormir al cuarto del otro.
Nuevamente sin pensar entró al cuarto y el olor a chocolate que tanto caracterizaba al dueño de la habitación llenó sus fosas nasales.
Su plan nocturno original era acoplarse en el cuarto de Kanaria y dormir con ella como en los viejos tiempos, pero fue incapáz de irse una vez estuvo dentro y lo único que atinó a hacer fue recostarse en la cama abrazando una almohada y cerrar los ojos en un penoso intento de imaginarse durmiendo con él.
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Haga lo que Haga (Hunter X Hunter Fanfic)
AdventureElla creía que su vida hasta el momento había sido feliz, hasta que algo que ni ella misma sabía que tenía la llevo a la perdición. Exiliada del NGL y todo lo que conocía, produce el inicio de algo que jamás pensó que pasaría. De todas las formas qu...