Agradecimientos a Christopher Robin
Hunter x Hunter no me pertenece
-¿Una pesadilla?, estás algo sobresaltada.
-No, sólo un recuerdo nostálgico.
-Hmm... no quiero preocuparte, pero la señora Kikio se va a preguntar dónde estás.
-Mierda.
Pudo sentir la tensión desde el momento en que salió por la puerta junta a Kanaria, y chocó la mirada con uno de los mayordomos. Por donde fuera que pasaran camino a la salida, ellos las seguían con la mirada.
Miu era un tema tabú en esa mansión y les era inevitable no mirarla con odio y/o envidia. Realmente a ella no le importaba lo que pensaran, no la conocían y sus opiniones no eran más que habladurías sin pretexto.
-Miu, lo siento. Les he dicho que no te molesten pero insisten- dijo al salir por la puerta principal.
-No te preocupes, no es que me importe.
Llegaron al lugar del bosque donde "eso" la golpeo, el árbol donde chocó estaba a punto de ser arrancado, y vio en el piso una pequeña cantidad de su pelo antes de que este volara a causa del viento.
-¿Tuviste algo que ver?
-Si... no quiero hablar de eso.
Kanaria se le acercó, sacó un bolso que tenía apoyado en su hombro y se lo pasó a Miu.
-¿Qué es esto?
-Un bolso- Bromeó.
-Oh, no me lo habría imaginado jamás.
-Ábrelo cuando estés sola y en tu cuarto.
Siguieron el rumbo hasta que en la lejanía vieron acercarse hacia ellas a nada más ni nada menos que a la señora Kikio en un estado neurótico. No es que le tuviera miedo pero no estaba con ganas de dar explicaciones.
-¡Miu, ¿Dónde estabas?!
-Fui a dar un paseo, se me hizo tarde.
-¡Estaba muy preocupada, te desapareciste sin avisar y pensé que te habías escapado!
-Lo siento señora Kikio, mi intención no era preocuparla.
El breve momento de paz que tuvo Kikio al recibir la explicación de Miu se fue al ver a Kanaria en el lugar sin cumplir su horario.
-¿Y tú, qué haces aquí?
-Señora Kikio, me encontré con Kanria en el camino y le pedí que me acompañara, me responsabilizo por el incumplimiento del horario.
-En ese caso... ya puedes retirarte. Miu y yo tenemos cosas que hacer- Kanaria asintió y se fue.
Durante el camino que restaba a la mansión principal, Kikio no dejó de hablar sobre cuál es el comportamiento adecuado de una dama, sobre avisar siempre de su paradero y que para cualquier salida, por mínima que sea, una señorita debe arreglarse y no andar con pijama por la vida.
En otras noticias, Illumi, el maestro de Miu, tenía una importante misión que le tomaría varios días en los cuales ella estaría libre de obligaciones. Lo bueno era que estaría libre de pasar gran parte de su día escuchando a ese desgraciado insoportable, y lo malo era que tendría el tiempo más que suficiente como para torturarse con sus pensamientos y problemas.
Dentro de la mansión también supo que estuvo gran parte del día fuera. Se había perdido el desayuno pero el almuerzo estaba listo, comió justo a los demás integrantes de la familia (Menos Illumi que no estaba) en el típico ambiente incómodo y silencioso de siempre.
Cuando terminaron, Miu pudo finalmente ir a su cuarto a tener una solitaria y aburrida tarde como en los viejos tiempos que vivió en miseria.
Su cuarto estaba ordenado gracias a la empleada que limpió todo en su ausencia, poco le importó, después de todo no es como que fuera a encontrar evidencia del ataque de "Eso", ya estaba acostumbrada a que desaparecieran junto con "Eso". Claro, omitiendo las heridas físicas que solía dejarle cuando se topaban.
Se sentó en su cama y abrió el bolso que le dio Kanaria, encontrando nada más ni nada menos que sus viejos diarios junto con una carta.
<<Miu:
Ya ha pasado tiempo desde la última vez que escribiste en uno de estos, me los entregaste con la excusa de que ya no los necesitabas. Pero creo sinceramente que debido a los incidentes recientes, el volver a los tiempos en que me escribías en estos cuadernos buscando mis consejos creí que no sería mala idea.
Att Kanaria. >>
Sí, pensó que ya había terminado todo lo malo que debía vivir, pero como muchas veces se equivocó de la manera más brutal que pudo haber tenido. Mentalmente le dio la razón y tomo el primer libro para leer sus antiguas vivencias antes de volver a escribir y retomar esa vieja costumbre.
¿Hola?, en realidad no tengo ni la menor idea de cómo hacer esto, se supone que esto es un diario pero más que eso van a ser cartas. Kanaria, desde hace unos días que llevas intentando descubrir algo sobre mi pasado, y no es que no quiera contarte, es sólo que últimamente no me siento capaz de expresarme al hablar y sería mucho más fácil para mí contarte todo por este medio.
Tuve una vida normal durante mis primeros años, nací en NGL en un pequeño pueblo de costumbres extrañas. Vivía junto a mi madre y mi padre, solía visitar a mi tía en el pueblo vecino, recolectar frutas o jugar con los demás niños.
Amaba a mi familia, especialmente a mi madre. Desde un comienzo ante mis ojos, ella era el ser más perfecto que podría existir, la veneraba de una manera obsesiva y poco común. Era algo normal para cualquier niño desobedecer órdenes de su madre de vez en cuando, pero para mí siempre fue imposible, cualquier orden era ley. Era una especie de necesidad que tenía, cada reproche era fatal, cada muestra de afecto, alegría infinita.
Nunca tuve mayor problema en mi vida ni ninguna situación extraña además de mi obsesiva relación con mi madre, y solo fue hasta muy tarde que note algo muy raro en mí. Aun no entiendo la razón, pero sé que si esa rareza no hubiese existido en mí, ahora estaría viviendo con mi familia.
Los problemas comenzaron una mañana en que salí a caminar, todo estaba bien, hasta que un momento me di cuenta de que alguien me observaba. Asustada, comencé a correr de vuelta pero algo golpeó mi cabeza, lo último que logré ver antes de desmayarme fue la figura de una extraña mujer con cuernos diciendo que el tiempo había llegado.
Desperté en mi cama ya de noche, sin tener control de mi cuerpo que se movía solo, empecé a caminar rumbo al centro del pueblo, no recuerdo con exactitud que hice en ese momento, sólo que debió haber sido lo suficientemente desagradable como para que al reaccionar todo el pueblo estuviera rodeándome con lanzas.
Lo único que atiné a hacer fue correr, ellos empezaron a atacarme y con dificultad esquivé varias. Logré ganar cierta distancia de la multitud, pero eso no impidió el dolor que sentí al ser mi hombro izquierdo atravesado por una lanza que mi mismo padre había lanzado.
Mi mente no procesaba, todos me estaban atacando, mi padre me había apuñalado y mi madre sólo observaba a lo lejos sin un mínimo interés en interferir.
Saqué la lanza de mi hombro y seguí corriendo. Cuando logré perderlos de vista me escondí en una cueva. Apenas podía ver en ese lugar, pero había la suficiente luz como para notar que tenía un agujero en todo el hombro.
Necesitaba curarme, pero salir no era posible. Estaba sola, y lo único que podía hacer era esperar.
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Haga lo que Haga (Hunter X Hunter Fanfic)
AventuraElla creía que su vida hasta el momento había sido feliz, hasta que algo que ni ella misma sabía que tenía la llevo a la perdición. Exiliada del NGL y todo lo que conocía, produce el inicio de algo que jamás pensó que pasaría. De todas las formas qu...