Amour chaise croisée

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Capítulo 4: Amour chaise croisée

Había llegado el tan ansiado día en el que el desfile del padre de Adrien se llevaría a cabo. Sin embargo, un par de amantes seguían perdidos en sus pensamientos, recordando lo que había sucedido la noche anterior. Se sentían vacíos, con un hueco en el estómago y un millón de sentimientos encontrados. El sonido de la puerta los alertó.

-¿Sí? -preguntó el chico.

-¡Adelante! -gritó ella desde su silla.

-Joven Agreste -dijo Natalie al otro lado de la puerta.

-¿Marinette? -Su madre asomó la cabeza por la compuerta del ático.

-Su padre lo quiere listo en una hora. -Mencionó la fría mujer.

-Alya llegó, querida. -Sabine le dedicó una cálida sonrisa.

-Gracias, Natalie, dile a mi padre que estaré listo. -respondió antes de meterse a bañar.

-Gracias mamá, ¿Puedes decirle que suba? Tengo algo que terminar. -la mujer asintió feliz.

Lo único que animaba al adolescente, era la oportunidad que tendría de hablar con aquella peli negra que le intrigaba tanto.

-¡Hola, amiga! -saludó Alya entrando a la habitación. -¿Qué haces?

-Le daba los últimos toques a los vestidos. -El lugar estaría lleno de famosos diseñadores y su mejor amiga le había convencido de no desaprovechar la oportunidad y diseñar algo para lucir en la gala.

-Se ven muy lindos, Marinette. Sonrió la morena.

-Gracias.

-Seguro a Adrien le encantará también. -le dio leves golpes con el codo con una mirada pícara. Marinette sonrió.

-Me alegraría mucho que le gustaran a su padre. -dijo -creo que sería una gran oportunidad.

-En serio, no te creo con esa nueva actitud de "Adrien no me importa" -Una idea llegó a su mente -¿O es que a caso hay alguien más? -Miró como su amiga se sonrojaba.

-N-no digas tonterías, yo no podría... Y-yo -la mirda interrogante de la otra le ponía nerviosa. -T-tal vez... -susurró.

-¡¿Así que eso era?! -los ojos de Alya casi se salían de sus órbitas, nunca creyó que podría escuchar eso, ya se veía como madrina en la boda de su mejor amiga con el modelo, la otra opción era visitarla en el manicomio por no haber cumplido su objetivo, pero preferiría pensar que la primera era más probable. -¿Y quién es? ¿Lo conozco? ¿Cuándo pasó? -No sabía si sentirse feliz o preocupada, en realidad, la preocupación ganaba.

-Bueno, me di cuenta hace poco, y terminé de admitirlo cuando Adrien me dejó en claro que sólo quería mi amistad. -Eso claramente no tendría contenta a la pelirroja.

-¿Pero cómo es? -seguía insistiendo.

-Él es lindo -su mirada se perdió intentando analizar bien a su compañero. -es divertido, bromista, desesperante y ególatra a veces, pero es un buen chico y siempre sabe como sacarme una sonrisa.

-Suena tan diferente a Adrien, igual que Chat-noir, ¿Te enamoraste de Chat-noir? -preguntó como broma, pero la cara de la azabache la alertó. -Marinette -habló más seria -¿Es él?

-Eso sería una locura, ¿N-no crees? -Intentó convencerla.

-Para cualquiera sí, pero no para ti. -la oji azul sintió un mini infarto al escuchar eso, ¿será que la había descubierto? -Has hablado con él varias veces, ¿No? -Su corazón se relajó, la kwami roja suspiró igualmente aliviada desde su escondite.

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