Irnos lejos

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Me dolia la cabeza, no podia seguir más.
Estaba cansada de todo, de todos y de mi. De no poder ser más grande para poder hacer algo más, de tan solo dar unos cuantos rasguños que no hacían nada.
De no poder defender lo que más queria, estaba cansada de luchar por una familia que ya no existe y que posiblemente jamás existio.
Queria correr demasiado lejos, alejarme de todo, respirar otro aire y recupermarme en otra vida, aunque apuesto que ni en mil vidas me recupero de esto, jamás le habia propuesto a alguien huir lejos, jamás hasta esa mañana, que con lagrimas le dije que tomaramos lo más necesario y nos fueramos.
Le dije que necesitábamos comenzar otra vida, yo cuidaria de ella hasta donde me fuera posible, le dije que solo queria que fueramos felices como se supone que debimos serlo siempre no solo asi, no solo por ratos, necesitamos mucho mas que eso y ya estábamos cansados el y yo, ya no solo era yo, solo era uno, ahora éramos dos, debimos habernos ido desde la primera vez, porque ella debia aprender que las personas no siempre van a cambiar, ese tipo de personas ni con todo el amor del mundo van a cambiar, y sabia que lo amaba porque fue su primer amor, pero ni aqui ni en mil vidas más el iba a cambiar, y alli, justo con ella me di cuenta que el amor de verdad es ciego, y yo habia heredado eso de ella, esa manera tóxica de amar a las personas, y de el, esa forma poco sutil de enfrentar las cosas.

Con La Luna LlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora