Capítulo 4.

785 75 31
                                    

Kai me tumbó en la mesa y empezó a quitarme los pantalones. Estuvo un rato sobandome y besando cada parte de mí, luego llegó al trozo de tela que le estorbaba y que formaba parte de mis calzoncillos. No preguntó dos veces y los fue quitando poco a poco para, supongo, ponerme más cachondo, ya que era lo que estaba consiguiendo.

-Seguimos en nuestro siguiente destino.

Me cogió en brazos y me llevó, desnudo, desde la cocina hasta el cuarto de baño. El gilipollas había preparado un baño y me dejó sobre este con sumo cuidado.

-Quiero ver como te limpias, Kyung.
-Soo.
-Sí, pero hazlo.

Cogí la esponja, pero de nada sirvió porque Kai me la quitó de las manos.

-No, tiene que ser con las manos.

Le hice caso y me eché el jabón en las manos, froté ambas y empecé a darme por el pecho y por los brazos, él no podía estarse quieto.

-Estas muy concentrado en esa parte, yo te ayudo por aquí.

Kai se quitó la ropa y se metió en la bañera conmigo, lo hizo en un tiempo récord pues yo seguía aun frotando mis brazos, él, sin necesidad de jabón empezó a acariciar mis piernas y luego mi pene. Está bien, esto me estaba poniendo muchísimo, era raro que alguien se pusiera a follar contigo a estas horas y en la bañera, además para nada. Kai, quien parecía tener ganas de más me cogió por la cintura y me sentó encima de su entrepierna. Una vez ahí siguió masturbandome bajo el agua. La sensación de calor y frío a la vez era maravillosa, quería sentir más pero acabé corriéndome y Kai me separó de él. Pero no habíamos acabado, su expresión me decía que había más.

Salió de la bañera poniéndose el albornoz. Luego me sacó a mí y me enrolló en una toalla, en brazos me llevó hasta la cama, donde se tomo su tiempo para secarme, rozando así cada parte de mi cuerpo con sus manos, aunque con una tela de por medio.

Apartó la toalla que me tapaba pero el no se quitó el albornoz, que encima llevaba atado y no me dejaba ver nada. Me incorporé y me puse de rodillas frente a él para quitarle el nudo del ya dicho albornoz, pero tan solo rozarle me cogió del pelo, por la nuca, tirando hacia atrás, haciendo que mi cabeza se inclinara y él recorriera mi cuello hasta llegar a la oreja.

-¿Qué crees que haces? -Dijo con su voz grave y sexy que me ponía tanto.
-Solo quería ver lo que tú.
-No soy un espejo.

Kai me empujó con fuerza y se puso sobre mí, empezó a besarme desde el pecho hasta el pene, parándose en este y levantándose.

-No, Kai, no me dejes así.
-Callate, Kyungsoo.

Vale, que dijera mi nombre como yo siempre he querido que me lo dijese me hizo saber que no se iba a ir, además en esa voz sexy me había desconcertado. Kai volvió con una cuerda.

-Ahora sí, Kyungsoo, hoy sí. -Sonrio lascivamente.

Kai se puso sobre mi. Aun mantenía su albornoz, pero pude notar su culo sobre mi abdomen y como tiraba de mis manos y las ataba a la cuerda. Parece que las esposas para él se han quedado en algo inalcanzable. Luego ató mis manos ya atadas al cabecero, estaba claro que no quería que me moviera.

-Vamos a jugar a un juego, Kyungsoo. Iré más rápido y fuerte cuanto más gimas, más digas mi nombre, más veces digas que quieres más.

A Kai le encanta escuchar gemidos que él provoca. Le pone más que cualquier cosa y yo lo sabía de sobra y no por la última vez que follamos, sino por todas las veces que solo se escucha a Sehun gritar, exageradamente.

Kai metió uno de sus dedos en mi culo, ahora era cuando tenía que evitar gritar, esto no era placentero. El segundo y el tercero tampoco, no sé si llegará el momento en el que no duela nunca, mientras aguantaré hasta los momentos como estos, cuando ya no duele y todo se convierte en placer. Kai se había quitado el albornoz y yo sin darme cuenta.

Solté el primer gemido, Kai apretó mi pierna la que tenía cogida entre sus brazos al igual que su gemela. Él podía verme a mi y yo a él, pero el placer me cerraba lo ojos y poco veía yo a Kai. Kai escuchaba mis gemidos pero estaba yendo muy lento y yo quería más, mucho más. Empecé a gemir con más fuerza, arañé uno de sus brazos mientras soltaba por la boca el nombre de Kai en un intento desesperado porque me diese más.

Kai pilló mis gemidos al vuelo soltando una respiración costosa para poder darme más. Sus estocadas iban cada vez más rápido. Notaba como todo su pene entraba en mí y que mis paredes no eran dificultad para él, sólo un dulce placer. Tiraba de mis manos, la cuerda apretaba mis muñecas pero yo quería soltarme.

-Quiero escucharte gemir, Kai.
-No soporto que hables cuando lo que tienes que hacer es gemir. Pero eso Kai te lo va a perdonar.

Se mordió el labio, me encantaba ver que yo le estaba haciendo sentir placer. Me encantaba ver que podría volver a buscar el mismo placer que le estaba dando ahora. Quería que volviera.

-Bésame.

Kai paró en seco, aún tenía su miembro dentro de mí y me miró y le miré, el sudor caía por todo su cuerpo, noté el líquido preseminal de Kai en mi cavidad, salió poco a poco y fue un placer diferente a los demás, noté amor, delicadeza. Kai lo hizo con calma por no hacerme daño y mis ojos se cerraron ante esto. Ya fuera de mí abrí los ojos para ver qué hacía. Me daba miedo, pero después de esta muestra de cariño no podía pasar nada malo.

-¿Besarte?

Lo dijo en un tono bajo, casi susurrando, pasando por mi oreja y dejando algún que otro beso o mordisco por esta o por mi cuello. Me encantaba porque él sabía perfectamente lo que yo quería.

-Nunca lo has hecho. -dije yo.

Él se acercó poco a poco a mi, noté como su respiración entraba en mi boca, mis ojos se cerraban en el deseo de poder notar sus labios sobre los míos.

Y noté una bofetada. Una hostia. Una patada en el corazón. Me dio un guantazo en la mejilla, dejándome esta en carne viva.

-Yo no beso a nadie más que a Sehun, Kyung. Sólo a mí novio.

La última frase la pronunció perfectamente, marcando cada palabra, sobretodo mi y novio. Me soltó sin ninguna delicadeza y me tiró diez euros a la cama.

-Si quieres más, haberte esforzado.

¿Me acababa de dar dinero como si fuera una puta?

I'm His Infidelity. ; Kaisoo~LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora