Relatos

El Puente:

Ella salio de su casa, ya tenia todo listo. Era un viaje muy largo, lo suficientemente largo para tener un "accidente".
El dia anterior se encontraba leyendo entre el polvo de esa maldita casa, cuando un sabor amargo la invadio al encontrarse con uno de esos relatos de la niñez, no era especialmente su favorito, pero recordo con pena las noches que lloro hasta quedarse dormida, tambien cuando soñaba que era la bruja del cuento y toda la basura que le venia despues. Pero ella no era la culpable, aun asi, los inocentes tendran que pagar...
De pronto volvio a escuchar las pesadas botas de su padre, ¡imposible!, (gracias a Dios) el habia tenido un "accidente" con unas pastillas en el sotano hacia mas de diez años, pero sin dudas, eran esas malditas botas resonando en los pasillos.
Entonces, como una niña asustada, fue corriendo hasta su recamara, pero los pasos seguian sonando, ahora, no solo por el pasillo, ese eco infernal bailaba con el enorme arbol, el que tantas noches parecia alzarse en vuelo cual cuervo; ese eco que tanto temio de niña y que tantas veces anuncio, que volveria a usar lentes obscuros aun que no hubiese sol.
Fue cuando ella decidio hacer ese viaje tan largo, que bien, podria llamarse "accidente".
Amanecio, pero no hizo maletas ni llamadas de despedida, simplemente tomo su reproductor de musica, sus audifonos y cerro la puerta de esa casa.
Salio al frio de una mañana otoñal, con una melodia final sonando cerca de ella, dirigiendose a ese lugar donde iba cuando las cosas marchaban bien. Pero recordo que antes de llegar, tenia que cruzar un puente donde abajo, el pavimento exigia ser alimentado, nadie se daria cuenta.
Al fin llego al puente, (nadie se dara cuenta) y permanecio largo rato observando el abismo que se obscurecia...
El puente permanecia alli, testigo del sufrimiento (adelante, nadie se dara cuenta)...
En efecto, ni siquiera el se dio cuenta cuando ella salto; aun asi, podia jurar haberla oido hablar momentos antes:
-"Al final, todos caemos".
Y el puente continua inmovil aun, sin culpas por haberla dejado caer como a tantos otros. Sigue ahi, con el vano pensamiento de que: todos caemos, despues de todo.