Baile

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Hace tiempo que no veia hacia el marco de mi ventana. El cielo gris reflejaba mi ojos y las ramas muertas, el hueco que nos dejaste. Princesa.
La maquina que pulia almas sonaba. Parecia el ritmo con el que se movia la casa, y era tan simple, pero significaba la diferencia de mi libertad y el cautiverio cuando el la usaba.
Siguiendo encerrado suplicaba que no parase, nunca mas.
Entonces nacio un odio casi repulsivo hacia ese maldito. Queria ir alli, a su taller, para maldecirlo, para torturarlo... Para matarlo. Pero, contuve mi ira, pensando en lo que ese demonio haria con solo alzarle un poco la voz.
Respire. Trate de concentrarme en lo oculto del cielo y en todo lo prohibido por las reglas de Dios.
Y sin aviso, pronuncie unas palabras con tranquilidad
-¿Que puede salir mal?.- pregunte.- el ambiente es efimero y todos estamos muertos.-
No significaba nada, pero me asusto la idea de que algo perturbara mi silencio.
Volvi a la ventana para escuchar lo que el arbol me decia.
Y, con tristeza recorde a mi princesa. Nunca me atrevi a hablarle. Recuerdo, que solo la veia bajo el arbol, en sueños, me invitaba a bailar con ella y la muerte. Solos, bajo el arbol, escuchando los cantos de la Luna. Para siempre.
Una noche, decidi ir a su encuentro... Y fue ahi, cuando me di cuenta de que no estaba bailando.
Estaba colgada, y su espiritu se balanceaba muy suavemente, como si bailase con el diablo.
Volvi a pensar entonces, en las horas que la veia danzar. Tal vez esta noche iria con ella.
Tal vez esta noche... Solo, si la maquina que pule almas no deja de funcionar.

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