Prólogo

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GENERAL KNOVOS

Aquél hombre se encontraba sentado en su cómoda silla, pensando sobre la reunión que acababa de tener en el trabajo, no podía creer la situación en la que se encontraba, ¡QUE LOCURA¡, todo el mundo había perdido la cordura.

-¡Maldición¡- Gritó lo más alto que pudo, no le importaba que le oyeran, ya no le importaba nada.

En ese momento sonó la puerta de su despacho.

-Señor, ¿se encuentra bien?- Dijo a través de la puerta uno de sus guardaespaldas.

-Sí, descuide- Aunque no era verdad, nada estaba bien, y nunca volvería a estarlo.

Su teléfono empezó a timbrar como loco, el sonido era ensordecedor. En la pantalla aparecía el nombre de "Presidente", lo tomó e inmediatamente contestó la llamada.

-Buenas tardes Señor Presidente, estoy a sus órdenes- Dijo el General Knovos, que más que nada quería dejar de pensar en todo lo ocurrido durante el día, pero sabía que no podría escapar de la realidad.

-General, lo necesito en 10 minutos en mi oficina, tenemos mucho de que hablar...- El Presidente sonaba demasiado nervioso, tal vez estaba pasando un día peor que el de el General Knovos.

Llamó a uno de sus guardaespaldas para que lo escoltara hasta su camioneta donde lo estaría esperando su chofer.

-A la casa Midris*, por favor- Ordenó Knovos al chofer, -Apresúrese-

La camioneta blindada fue tan rápido que casi se lleva por delante a un ciclista que le hizo un gesto con la mano al chofer. Al llegar a la casa Midris, el general se dió cuenta de que dos agentes de servicio privado lo estaban esperando en la puerta, al General se le hizo un poco raro el hecho de que el Presidente los haya enviado, Por lo general nunca lo había hecho en sus 20 años de servicio al ejército de Midris, aunque simplemente lo pasó por alto. Salió de la camioneta y se dirigió a la enorme puerta hecha de Acero donde se leía por encima de ella "Palacio de justicia de Midris". Uno de los hombres que lo esperaban se acercó a él.

-El Presidente no lo podrá atender en su oficina, venga con nosotros y lo escoltaremos hacia él- Dijo el hombre, mostrando su placa en la que se veía su nombre, una foto de él y en letras rojas gigantescas las iniciales "Sp" .

-No iré con ninguno de ustedes, el Presidente se contactó directamente conmigo y me pidió verlo en su oficina- Reprochó Knovos.

-Estamos enterados de eso- Dijo el otro agente, que al parecer se había acercado a ellos dos. -Sin embargo, hubo un cambio de planes, hay terroristas infiltrados en la Casa Midris, hemos evacuado secretamente al Presdente a un lugar seguro, síganos por favor, lo llevaremos hacia él-.

-¿Terroristas? Eso es ilógico, nunca en las historia de Midris un terrorista ha logrado entrar al Palacio de Justicia, no les creo, entraré y lo comprobaré por mí mismo-.

-No lo permitiremos- Dijeron los dos agentes al unísono, bloqueándole el paso al general.

-Déjenme pasar, no les creo absolutamente nada de lo que dicen- Gritó el General, ya había perdido por completo la paciencia.

BOOM¡¡¡...

El sonido dejó aturdido al general, le dolía todo el cuerpo, no podía moverse, estaba tirado en el piso.

-¡GENERAL¡ ¡GENERAL¡- Gritaban los agentes -Tenemos que irnos inmediatamente-.

Knovos se levantó rapidamente y siguió a los dos agentes hacia una camioneta, alejándose del lugar, por la ventana del vehículo el General alcanzaba a ver como se desplomaba el Palacio de Justicia, vio a la gente corriendo, estaba completamente paralizado, ahora sí creía todo aquello de lo que se habló en su reunión de trabajo, "La guerra entre Midris y Mendil vuelve a ver la luz"


*Nota del Autor: La Casa Midris es algo así como La Casa Blanca, sin embargo, el término "Casa" es el nombre corto que se le da a "Palacio de Justicia" que es el nombre real de este lugar*



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