Capítulo 20: Malditos recuerdos

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Capítulo 20:
Malditos recuerdos

Daniel comienza a darnos instrucciones, la posición correcta de nuestros pies para ataque y defensa, cómo debemos sostener la espada

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Daniel comienza a darnos instrucciones, la posición correcta de nuestros pies para ataque y defensa, cómo debemos sostener la espada. Comenzamos el entrenamiento, y dejó caer la espada en un par de ocasiones. En cambio, Victoria consigue mantenerla en su mano en todo momento.

Él se ha mantenido paciente con todos mis errores. Dos horas después consigo mantener mi espada en mi mano y dar unos cuantos golpes a la espada de mi compañera. Para cuando terminamos me duelen tanto los brazos como las piernas. Salgo de allí exhausta, bajo la penetrante mirada de los argeles; aunque algunos ya se hacían la idea de verme seguido en sus entrenamientos, otros no tanto.

Dejo la sala de entrenamiento, y camino directo al comedor. Mis amigos ya deben estar esperando por mí, y yo estoy un poco retrasada. Mi horario de la tarde indica que tengo clase de Comprensión Lectora e Historia, me han asignado al primer año de estudio en esta academia, ya que ni yo sé quién soy.

La entrada del comedor se hace visible en mi campo de visión y comienzo a trotar hasta ella, pero antes de que pueda subir el primer peldaño, alguien aparece frente a mí y choco contra su cuerpo, cayendo de espaldas contra el suelo. Doy un débil alarido, y luego me pongo en pie para encarar a quien se ha puesto en mi camino, pero toda la fuerza de voluntad que tenía se esfuma en el momento en que veo a la vampira pelirroja frente a mí, sonriendo. La miro con ferocidad, otra vez, no por favor.

—¿Cuál es tu problema? —mi voz sale débil y atemorizada, en compás con los latidos de mi corazón. Sentirme tan cansada por el entrenamiento tampoco ayuda mucho.

Simplemente maravilloso, ahora la vampira sabe el miedo que me provoca su implacable mirada. Ni siquiera pude hablar en tono... decente.

—La niña tiene miedo —su voz es fuerte, y las risas se levantan como el polvo en un soplido.

Intento controlar mi corazón, hay más vampiros y no necesitan que la chica grite lo aterrada que estoy, solo tienen que prestarle atención a mi desbocado corazón para darse cuenta.

—Ya no te sientes tan valiente, ¿verdad? —Entrecierro los ojos—. Tus amigas no están aquí para defenderte.

Respiro de manera pausada antes de hablar.

—¿Qué es lo que quieres...? —Esto es tan estúpido que ni siquiera recuerdo su nombre.

Ella mueve los labios, pero no emite ningún sonido, su mirada fría y venenosa se clava en mí al escuchar la voz autoritaria de Santiago.

—Diana... —Ella gira sobre sus talones con elegancia—. Es suficiente.

Su esbelto cuerpo se tensa, sus manos se hacen puños, hasta creo que ha enterrado sus uñas en su piel, gira la vista y me dedica una última mirada, mientras cruza la entrada en un abrir y cerrar de ojos. Me relajo ante la arrogante, misteriosa, y fría mirada del vampiro, su perfecto rostro no tiene expresión.

Renacer. Luz de Medianoche (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora