Capítulo 16

36 8 5
                                    

Clara:
Tiene razón. No puedo parar de llorar porque no se que puedo hacer. Los hombres de la puerta me están vigilando a mi, si les cuento algo nuestro trato ya no valdrá y no se que nos pueden llegar a hacer.
Por una parte no quiero decírselo, porque entonces llevarán ellos las riendas de la situación, pero por otra parte necesito decírselo para que dejen de estar enfadados conmigo y vean que no se lo oculto porque a mi me de la gana.
-Clara-digo entre sollozos- Meison, he decidido...-lloro, no se que va a pasar después de esto-  que no os lo voy a contar aunque dejéis de ser mis amigos-  después de esto lloro, esta vez en silencio, tristemente, porque se que lo que he hecho es lo correcto.

Irene por el contrario no estaba de acuerdo con mis pensamientos, ya que frunció el ceño, le dio un golpe al suelo y me dio la espalda.

La reacción de Meison, no la supe interpretar, cuando terminé de hablar este torció un poco la cabeza, en signo de confusión, frunció un poco el ceño mientras que me miraba de arriba a abajo.

Yo seguí llorando, en silencio, mientras miraba por una pequeña ventana, en lo alto de la sala, pensando en que pasaría al día siguiente.

Interrumpiendo mis pensamientos, un hombre entró en la sala. Pero este no era como los demás. Era de una estatura media. Rubio con ojos azules. No llevaba un traje negro, como los demás, que es lo que me extrañó. Llevaba una camisa de playa y unos vaqueros por las rodillas.
-Bueno, bueno. A quién tenemos aquí. Los pequeños aventureros. ¿Que, os gustan las cuevas niños?- dijo el extraño señor.

La CuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora