Capítulo 3

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Los ter empezaron a mirar atrás, adelante, arriba, abajo, a sus laterales...

-Voy a mirar, vosotros quedaos aquí.-dijo un poco insegura Irene.

-Vale, vale-Dijo Clara

Entonces Irene fue a ver qué pasaba, y a los tres segundos...

-¡AAAAAAAAAAA!- Dijo Irene mientras que volvía corriendo.

-¡Nos quedéis hay mirando! ¡¡¡COREEEEEED!!!-Dijo Irene a gritos.

Entonces, lo vieron.

Era grande, peludo, con los dientes muy afilados y su aliento olía a perros muertos.

-¡¡¡Aaaaaaaa!!!-Gritaron los tres niños a la vez.

Entonces corrieron y corrieron, ¿y a que no sabes que les salvo?

La grieta por la que había que pasar tumbados. El monstro no cabía y se dio media vuelta.

-Madre mía, por los pelos.-Dijo Meison.

Pero el monstro, no había retrocedido para largarse, sino para coger carrerilla.

¡¡¡PUAF!!! ¡¡¡PUAF!!! ¡¡¡PUAF!!! ¡¡¡PUAF!!!

En cada golpe que daba el monstro, la grieta se iba abriendo cada vez más.

¡¡¡PARRAPAPUAF!!!

-¡O no! ¡La grieta se a abierto!-Gritó Meison.

-¡Corred!-Gritó Irene.

Entonces los niños empezaron a correr, y ya por fin le despistaron.

Ya llevaban ahí un día entero. Y estaban muy cansados. Entonces pararon de andar, y se durmieron.

Irene no podía dormir, entonces se fue a dar un paseo.

A la mañana siguiente se despertaron Clara y Meison...

-¡Irene no está!-Dijo muy preocupada Clara.

-Intenta otra cosa, que por mucho que digas que Irene no está, no me voy a levantar. ¡Qué tengo mucho sueño!- Gritó Meison con un bostezo.

Clara le repitió una y otra vez, a Meison, que no era una broma. Como Meison no reaccionaba, Clara le soltó un guantazo. Meison, cabreado, se levantó.

-¡Pero a ti que te pasa!-Gritó Meison.

Clara se quedó callada mirándolo. Meison miró alrededor, y se empezó a preocupar.

-¿Dónde está Irene?-Preguntó Meison.

-Ya te lo ha dicho, no está-dijo muy preocupada Clara.

Los dos la buscaron por toda la cueva, o por casi toda...

Se dieron cuenta de que les faltaba un sitio donde buscar: Detrás de la grieta..

Entonces Meison, meneó la cabeza diciendo que no. Como para no hacerlo. ¿Quién querría volver a ver a un monstruo?

Pero, Clara, le obligó a ir con ella. Irene era la mejor amiga de Clara, y estaba dispuesta a buscarla. Sea donde sea.

Después de esta charla, Clara y Meison se metieron por la grieta. Al pasarla todo estaba en silencio.

-Demasiado silencio.-Dijo Clara.

-Bueno, parece que aquí no está. Ya podemos irnos.- Dijo temblando Meison.

-Hay que mirar más. Avancemos.-Le obligó Clara.

-¿Estás loca? ¿Avanzar? ¡A ver si hay que llevarte al sicólogo!-Le chilló Meison.

-¡VAMOS! Y NO HAY MÁS QUE HABLAR. O vienes conmigo o te quedas aquí solo.-Amenazó Clara.

-Bueno ahora que lo dices voy contigo, pero no pienses que es que me da miedo quedarme solo eh...-Dijo Meison.

Los dos se adentraron en la parte de la cueva donde habitaba el mounstro.

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