Capítulo 6

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Irene y Meison fueron a casa de Clara a buscarla para contarle la noticia. Casi siempre que quedaban Meison e Irene iban a buscarla porque su madre hacía unas galletas deliciosas, y siempre la pillaban sacándolas del horno.

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Llamaron a la puerta de su casa. Para su sorpresa abrió su madre, lo que les resultaba raro porque a Clara le encantaba abrir la puerta para recibir a los invitados.

-Hola Olga.-Saludaron Meison e Irene (Olga era la madre de Clara).

-Hola chicos-Respondió Olga.

-Veníamos a buscar a Clara.-Le aclaró Irene.

-No está aquí, hace ya cinco minutos que salió, dijo no sequé de que tenía algo que hacer.

Meison e Irene se miraron.

-¿Estás pensando lo mismo que yo?-Le preguntó Irene a Meison.

-Sí, ¡Que se fue a por un donuts porque le vino el gusanillo!-Le respondió Meison.

-¡No!, ¡Que ha ido a la cueva!-Respondió Irene un poco confusa.

-Sí claro esa era mi segunda opción.....-Le dijo Meison un poco avergonzado.

Fueron corriendo al bosque, de camino al agujero por el que cayeron. Sin pensárselo dos veces saltaron al agujero metiéndose (otra vez) en La Cueva.

Fueron adentrándose cada vez más y más en la cueva. Y a cada paso que daban más tenue era la luz que les iluminaba.

-¡CLARA!-Gritaban una y otra vez Irene y Meison.

Pero nada. Ni un murmullo.

-No creo que la encontremos ahora, mejor descansemos y seguiremos esta tarde.-Le dijo Irene a Meison, que tenía cara de estar muy preocupado.

Todo el mundo sabía que Meison estaba un poco coladito por Clara.

-No. Seguiremos buscando, no debería estar muy lejos. ¡Mira! Creo que he oído algo por ahí......

Pero eran imaginaciones de Meison. No había nada no por ahí ni por allá.

No encontraban NADA de NADA.

-Venga vamos a dormir para reponer fuerzas, mañana seguiremos.-Insistió Irene.

-Vale, vale.-Le respondió él.

Se durmieron. Y cuando por fin despertaron se pusieron en marcha otra vez.

Estuvieron horas buscando, pero nada.

-Tenemos que volver, se está haciendo tarde. Llevamos aquí un día y medio.-Le dijo Irene a Meison.

-¿¡Ah sí?! ¡¡¡Y cómo demonios piensas volver!!!!-Gritó desesperado Meison.

En ese mismo momento se tiró de rodillas al suelo y empezó a llorar.

-Lo siento.-Se disculpó a Irene.

-No pasa nada, sé que estas muy triste, y yo también. Pero si la queremos encontrar no creo que sentarnos a llorar sirva de mucho.-Le tranquilizó Irene.

-Ya bueno... ¡Pero salir de la cueva tampoco ayuda!-Le gritó Meison a Irene.

-Puede que tú quieras salir porque echas de menos tu casa, o tienes miedo de la cueva y el monstro. ¡Pero yo seguiré buscando hasta que la encuentre! Y si ese monstro me arranca la mano, pues mala suerte. Pero no me rendiré. Adiós.-Concluyó.

Se dio media vuelta y comenzó a andar, introduciéndose en la oscuridad de la cueva.

-¡¡¡Meison!!! ¡¡¡Meison!!!-Gritaba una y otra vez Irene.

Irene caminó en dirección contraria (porque de lo que sí estaba segura es de que no se iba a quedar ahí en medio de la nada ella sola). Pero a la vez que avanzaba se iba tambaleando, como si de un momento a otro su fuera a caer.

Y en efectivo se cayó al suelo. Su cabeza rebotó contra el suelo.

Y después nada.

Estuvo muchas horas dormida e inconsciente. Y cuando abrió los ojos......

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