Yuki-Onna

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Yuki-onna es representada como una mujer alta, hermosa, de largos cabellos, que se manifiesta en una noche nevada. Su piel es pálida o aún transparente o incluso de color morado, podría decirse que casi inhumana. Su color hace que se la confunda en paisajes nevados. A veces usa un kimono blanco, pero otras leyendas dicen que aparece desnuda recostada en la nieve. A pesar de su belleza inhumana, sus ojos pueden causar terror en los mortales. Yuki-onna flota a través de la nieve, sin dejar huella (de hecho, algunos cuentos dicen que no tiene pies, una característica notable para muchos fantasmas japoneses), y se puede transformar en una nube de niebla o nieve si se siente amenazada.

Yuki-onna, está asociada al invierno y a las tempestades de nieve, se dice en algunas leyendas que parece ser el espíritu de un individuo que ha fallecido de frío en la nieve. Es al mismo tiempo hermosa y serena, más allá de su despiadada matanza de mortales confiados. Hasta el siglo XVIII, la retrataron casi uniformemente como el mal. Hoy, sin embargo, las historias la colorean a menudo como más humana, acentuando su naturaleza fantasmal y efímera belleza. En muchas historias, Yuki-onna se revela a los viajeros que se encuentran atrapados en tempestades de nieve y utiliza su respiración helada para dejarlos como cadáveres en forma de estatua de hielo. Otras leyendas dicen que los extravía de modo que mueren debido a la exposición al frío. Otras veces, se manifiesta sosteniendo a un niño. Cuando una persona bien intencionada toma en sus brazos el niño que lleva, esa persona se congela en el lugar. Los padres que buscan a sus hijos son susceptibles a esta táctica.

 Los padres que buscan a sus hijos son susceptibles a esta táctica

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Otras leyendas hacen a Yuki-onna mucho más agresiva. En estas historias, invade a menudo físicamente los hogares de la gente, soplando en la puerta con una ráfaga del viento, para matarles mientras duermen (aunque algunas leyendas cuentan que primero la tienen que invitar a entrar en la casa). Yuki-onna varía de cuento a cuento. A veces simplemente le satisface observar la muerte de sus víctimas. Otras veces, es más vampírica y chupa la sangre de sus víctimas o la "fuerza de la vida". De vez en cuando adopta la forma de un Súcubo, cazando hombres de creencias débiles para drenarlos o congelarlos a través de cópula sexual o un beso. Como la nieve y el tiempo del invierno que ella representa, Yuki-onna tiene un lado más suave. A veces deja a las víctimas marcharse por varias razones.

Sin embargo, una de las leyendas más conocidas de la Yuki Onna considera como personales principales a Oyuki y a Minokichi.

La historia dice que dos leñeros, quienes en una noche de invierno se disponían a regresar a casa después de recolectar la madera del día, se encontraron con una fuerte tormenta la cual ya había cubierto de nieve el camino que siempre seguían por lo que al ver imposible el trayecto comenzaron a deambular por el oscuro bosque en busca de ayuda o refugio. Finalmente encontraron una pequeña cabaña abandonada y se dispusieron a pasar la noche ahí esperando el sol del nuevo día.

El cansancio hizo que se quedaran completamente dormidos hasta que una ráfaga de viento abrió de golpe la puerta de la vieja cabaña despertando inmediatamente al más joven de los dos quien por impulso dirigió la vista hacia el lugar donde descansaba su compañero quedando impactado con lo que vio.

Una mujer se encontraba inclinada enfrente de su compañero quien ya se encontraba congelado. Ella tenia cabello largo y negro y vestía un kimono blanco como la nieve. El joven, llamado Minokichi, decidió orar para que aquella mujer no fuera un demonio.

La mujer volteó a verlo y sus miedos se confirmaron. Era el espíritu de una mujer con piel blanca y pálida cual sus ropas, su ojos eran negros como la noche y cuando abrió la boca, Minokichi pudo darse cuenta que no tenia dientes, ni lengua, era un vacío total.

Minokichi se resignó esperando el momento de su muerte pero entonces la mujer comenzó a hablar con un tono dulce y cariñoso. Le confesó que pensaba quitarle su aliento como a su viejo compañero pero que le iba a perdonar la vida pues sentía lastima por Minokichi ya era muy joven y apuesto. Sin embargo, le advirtió que si algún día revelaba lo que había ocurrido en ese lugar, lo mataría sin dudarlo.

El joven, aún consternado, prometió callar lo ocurrido por siempre.

Después de haber dicho la amenaza, la mujer desapareció de la cabaña y con ello, también la tormenta.

Tiempo después, Minokichi ya había retomado su trabajo como leñador por lo que regresó a la rutina de internarse en el bosque diariamente. Un día, cuando regresaba a su casa, se encontró a una bella joven de largos cabellos negros quien se dirigía al pueblo en busca de trabajo. Minokichi al ver que ya era de noche, la invitó a hospedarse en su casa junto a su familia. La joven, muy agradecida, aceptó el ofrecimiento y se presentó ante ellos con el nombre de Oyuki.

Oyuki y Minokichi se enamoraron rápidamente y no pasó mucho tiempo para que ambos se casaran. De su unión nacieron tres hermosos niños, y vivieron felices por muchos años. Minokichi era la envidia de todo el pueblo pues tenía como esposa a una bella mujer quien también era una excelente madre y esposa ejemplar. Pero había algo raro en Oyuki que llamaba la atención del pueblo, parecía que no envejecía con el pasar de los años pero Minokichi no le daba importancia, ya que él era sumamente feliz.

Un día, Oyuki se encontraba cociendo los kimonos de sus hijos y Minokichi entretejiendo unas sandalias que pensaba regalar a su esposa. Todo procedía en una hermosa tranquilidad cuando de repente Minokichi volteó a ver de reojo a su esposa y se dio cuenta del gran parecido que tenía con la mujer con quien se encontró en aquella noche fatal de invierno.

El hombre no pudo ocultar su nerviosismo por lo que su esposa le preguntó sobre su extraño comportamiento. Minokichi contestó que al verla entre las sombras le había recordado a alguien que conoció tiempo atrás y decidió contarle la historia. Oyuki escuchaba atentamente sin decir ni una sola palabra mientras su marido seguía contándole con detalle acerca de aquella misteriosa mujer. Oyuki siguió callada mientras Minokichi, entre risas, admitió que quizás todo lo que vivió aquella noche habría sido un sueño.

Oyuki se levantó y miro fijamente a los ojos de Minokichi confesandole que ella era aquella mujer y que debía matarlo pues no había cumplido su promesa de callar lo ocurrido. Minokichi confundido y asustado no supo qué hacer, sin embargo, la mujer no lo atacó por el profundo amor que había sentido por él, así que le perdonó la vida nuevamente. Antes de irse, la mujer le advirtió que ahora él tendría que cuidar a sus hijos pero si llegaban a quejarse por algo lo mataría sin dudarlo. Después de haber dicho esas palabras Oyuki desapareció sin dejar rastro. Nunca más fue vista ni por sus hijos, ni por su esposo quien se quedó lamentando su gran pérdida de por vida.

 Nunca más fue vista ni por sus hijos, ni por su esposo quien se quedó lamentando su gran pérdida de por vida

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