Hanna Hell Heaven.

Capitulo cinco.

Lentamente abrí los ojos por la manera tan brutal que entraban los rayos del sol desde la ventana. Mi madre me había dejado una nota que decía que ella tenía que salir por dos días, que hiciera bien mi examen y que empezara a trabajar con Papá. Sonreí, no es que me gustaba como me trataba, pero me alegré de que podía trabajar en lo que siempre he querido.

Me bañé, me preparé, bajé a comer y me fui a coger el examen.

NARRA MAMÁ DE HANNA.

Terminé de hablar por teléfono cuando escuché que mi hija había terminado de desayunar. Le deje la nota, pero nunca me fui. Cuando escuche la puerta abrirse y cerrarse, supe que ya era mi hora.

Salí de la casa mirando para todos lados. Iba de negro, de luto, el color de la muerte.

-Samantha. -Escuché una voz que me susurraba. -Llego la hora. -Y el susurro finalizó. Estaba nerviosa, no lo podía ocultar, pero la hora, el día y el lugar cambiaran para siempre.

-Con este sacrificio que haré hoy -Empecé.- Le otorgo todos mis poderes a Hanna Hell Heaven. Los buenos, los malos y los neutrales. Con este sacrificio te entrego la vida de mi hija. Úsala, conviértela y hazla tuya por la eternidad. -Finalicé y escuche como cada uno de mis huesos empezaban a expandirse, a quebrarse. Sentí como mi piel cambiaba a blanca, como se trazaban cada una de mis venas, se veían visiblemente y se convertían en negro. Por fin. Por fin podré ser dueña del mundo obscuro. Del mundo en donde solo existe dolor y sufrimiento. Del mundo en donde vengo. Cuando entregas a un hijo tuyo, te conviertes en la dueña de un mundo. A mí me tocó el obscuro, porque toda mi familia ha venido de ahí. 

NARRA HANNA.

Terminé el examen de manera extraña, sintiendo nauseas y miedo. Mucho miedo.

-Señorita Hanna, se encuentra bien? -Me preguntó el director. Yo asentí con la cabeza mientras me iba. Al meterme al carro, sentí como como si el corazón se me parara. Vi como mi piel adquiría un tono blanco como la nieve. Mis ojos cambiaron a negros, un negro que nunca terminaba. Mi cabello lentamente cambio a blanco entero. ¿Qué me pasaba?

Escuché una voz que me decía "Tu nombre queda justo entre el cielo y el infierno mi querida Hanna." Me asusté, jamás en mi vida había escuchado voces. Estaba volviéndome loca. Lentamente prendo el carro para irme y preguntarle a mis padres que era toda esta locura. Pero, alguien o más bien algo me lo impidió. De repente todo se volvió obscuro, y solo había una luz, muy lejos, casi ni se veía.

-Es ella. -Escuché. -Ella viene a salvarnos.

-Es imposible, sus poderes fueron otorgador hoy, ella no nació con esto.

-No nació, pero su madre es una perfecta bruja del mal.

-¿y una bruja del mal nos va a salvar?

-Ella tiene algo especial, una luz, una salvación. -Y de repente todo se volvió callado, ya no escuchaba voces hasta que de repente la luz se acercaba más y más, hasta que iluminó todo.

-¿Dónde estoy? -Pregunté, todos los allí presentes estaban de blanco, con su cabello perfectamente blanco y sus ojos negros. Lentamente vi como una señora, de unos ¿90 años? Se acercaba a donde mi con una sonrisa deslumbrante.

-La profecía se a cumplido. Ella es la elegida, lo veo en sus ojos. -Dijo la señora mirándome atentamente, pero hablándole a todos.

-Por Dios, yo, ¿elegida? Usted tiene que estar soñado, es más, espera, yo estoy soñando, ya mismo me despertaré y todo volverá a la normalidad. -Dije firmemente.

-No hay tiempo que perder. -Se giró.- Damon, lleva a la princesa a el castillo.- De repente apareció un Dios totalmente griego, con esos ojos azules tan fríos que te congelaban hasta el alma. Con ese perfecto cabello despeinado y ese perfecto cuerpo bien trabajando. Con esa piel blanca, casi pálida que le daba un toque de Ángel. Dios, ¿qué estoy diciendo? Esto es un sueño. O definitivamente caí en coma.

-¿Vas a quedarte ahí parada mirándome mientras se le salen las babas o prefieres venir? -Me tomó la mano y algo de calor y frío se metieron en mi alma. Ahí inmediatamente supe, al perderme en sus ojos que esto no era un sueño. Estaba viviendo una realidad tan irrealista que hasta daba miedo.