Capitulo cuatro.

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Estaba entrando lentamente en el avión privado de mamá. Nunca antes había estado aquí. Yo tengo mi propio avión privado y mi hermano por igual. Nunca nos habían dejado entrar a este. El avión está cubierto de oro por todas partes. El suelo era de cristal, se podía ver todo. Todo un sueño. Sonreí y me senté en el último asiento de atrás. Lentamente cerré mis ojos y no supe más.

-Hanna, ya llegamos. Despiértate. -Dijo una voz que no reconocí. Lentamente abrí los ojos y vi a mi madre parada haciendo una mueca de desaprobación. -Duermes demasiado niña.

Luego de bajarnos del avión, nos montamos en la limosina de camino a mi nueva casa. Pero bueno, me quedé viendo el paisaje. Los árboles eran de todos los colores, las personas estaban felices agarrada de manos, otras simplemente felices solas. Los niños jugando y riendo. Los ancianos tomados de las manos caminando lentamente viviendo el momento. Aquí se respiraba solamente paz.

-Madre, Padre, ¿podrían dejarme aquí? -Les pregunté un poco emocionada.

-Mandaremos al chofer por ti después, ¿tienes tu teléfono? -Me preguntó mi padre.

-Si. Los veo luego, gracias. -Les dije y me baje lentamente.

Caminé por minutos viendo como las personas se veían. Por un momento pensé que estaba en un cuento de hadas. Las personas felices, los jóvenes disfrutando el amor. Era demasiado hermoso.

-¿Eres de por aquí? -Me preguntó una chica media extraña.

-No, de hecho soy nueva aquí. -Le contesté un poco amable.

-Pues mucho gusto, mi nombre es Sky.

-Hanna, un placer. -Le dije alegremente.

-Y bueno, ¿qué te trajo por aquí?

-La verdad ni yo sé, solo sé que hoy mismo mis padres me dijeron que me iba a mudar con ellos. -Hice una mueca.

-Vaya, y no tienes hermanos? -Preguntó curiosamente. Yo me quedé mirándola a los ojos y ella se incomodó. -Si no quieres hablar de eso está bien, te entiendo. -Dijo nerviosa.

-No es eso, solo que hoy lo vi por última vez. Él se quedó en New York.

-Pues bueno.... -El teléfono mío sonó interrumpiendo la conversación. Ella hizo una seña para que contestara.

-Madre.... Si, ya por para casa... Si, estoy bien... Vale, nos vemos.

-Te tienes que ir? -Preguntó.

-Al parecer. ¿Quieres que te lleve a tu casa? -Le ofrecí.

-Encantada, soy muy vaga para caminar. -Reímos.

-Me caes muy bien. -Le dije.

-Vale vale, tú a mí por igual.

Caminamos hasta la limosina y ella se montó primero y yo después.

-Señorita Hanna, quiere que lleve a su amiga? -Preguntó el chofer.

-Si, por favor. -el solo asintió.

Nos quedamos hablando de todo, me enteré que ella iba a la universidad. Luego de unos minutos de pura risa y de contarme que ella era la invisible de la escuela y ahora de la universidad, la deje en su casa.

-Dame tu número de teléfono. -Me dijo. Yo se lo di y luego me fui. Unas tres casas después se encontraba un palacio literalmente enorme. Lentamente el chofer se estacionó y me dejo ver que en ese palacio viviré yo. Fui corriendo adentro porque estaba empezando a llover. Mis padres no estaban, es muy típico. Los espere sentada en el living room muy impacientemente cuando me llega un mensaje.

-Mi madre te quiere conocer Hanna. -De Sky.

-Se en donde vives, yo vivo solo a tres casas de ahí. Bajo ahora. -De Hanna.

Abrí la puerta, tome un paraguas (sombrilla) y empecé a caminar hasta su casa. Lentamente toque el timbre y me abrió una Sky sonriente.

-Te estaba esperando.

-Si, ya lo veo. -Reímos. Entre a la casa, no era muy grande, pero era muy bonita. -Me encanta tu casa.

-Gracias Hanna! -Me dijo alegremente. -Es la primera vez que una amiga vienen a mi casa. Estoy emocionada. -Dijo.

-Sky, ya llegó tu amiga? -Se escuchó una voz de un hombre. Yo miro a Sky y ella solo me sonríe. Veo como alguien baja las escaleras y... ¡CIELOS! Que Dios griego, su piel era entre morena y blanca. Tenía unos ojos amarillos que te derretían. Una dentadura totalmente perfecta y un cuerpo totalmente trabajado. Su cabello alborotado negro, dejaba ver que estaba dormido anteriormente.

-¿Te traigo una servilleta para la baba, amiga? -Me dijo en el oído divertida. Yo me sonroje y le susurré un suave "cállate."

-Mi nombre es Esteban. Un placer en conocerte. -Me dio la mano y sentí como una electricidad recorriera todo mi cuerpo. El quitó la mano lentamente y yo solo me sonroje.

-Soy Hanna. -Finalicé. El me sonrió. Que sonrisa más linda, pensé. Luego de eso, conocí a la mamá de Sky que por cierto es toda una dulzura. Me quede en su casa por varias horas hasta que vi el reloj. Ya marcaban la 1 de la mañana. Fui por el paraguas/sombrilla y me despedí de todos. Fui caminando hasta casa, cuando llegue todas las luces estaban prendidas. Toqué el timbre y espere a que me abrieran.

-Por fin llegas Hanna, me tenías preocupado. -Dijo mi padre.

-Lo siento, estaba en casa de una amiga. -Dije.

-Tenemos que hablar contigo. -Dijo mi madre a lo lejos. -Ven a mi oficina.

Fui a su oficina sintiendo como el sueño lentamente me vencía. Entre y me senté en un sofá.

-Debido a tus excelentes notas, decidimos que cogieras mañana un examen y dentro de una semana, empezaras la universidad. -Dijo mi madre.

-Bueno pues.. -Empecé a hablar pero mi madre interrumpió.

-No hay opción. Necesito que estudies en una universidad y trabajes en una de las empresas.

-Esta bien. -Dije. Mi madre me sonrió y a mi padre se le iluminaron los ojos.

-Puedes trabajar en los hoteles, puedes llevarme las cuentas y todo ya que eres buenísima en matemática. -Me dijo.

-Entonces, ¿para qué tengo que estudiar si ya yo sé todo eso? -Les dije. Ellos se miraron y asintieron.

-Vale, tienes razón. Solo tomarás el examen mañana y ya pasado empiezas en los hoteles. -Dijo mi madre. Mi padre se paro y me abrazo. Un abrazo lleno de cariño verdadero. Luego de eso, Susana la cocinera pero llevo hacia mi habitación. Cuando entré no lo podía creer. Mi habitación era blanca, tenía una pared de cristal que se veía perfectamente el jardín. El techo era en cristal, se veía el cielo. Todo un sueño. Me bañé y quede profundamente dormida.

Hanna Hell Heaven.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora