trois

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Sí algo estaba tratando de reconstruir era mi quebrado e inútil orgullo, por lo que sus palabras se habían tornado todo un desafío.

Jamás había estado fuera hasta tan tarde de mi casa y sí lo estaba no era sola, por lo que de un segundo a otro me encontraba entrando nuevamente dentro de ese bar. Bar que ya no consideraba de mala muerte, esta vez me fije en los detalles montados en las paredes y en los cuadros que lo decoraban, en su mayoría parecían ser sellos discográficos o guitarras autografiadas.

El silbido de un chico capto mi atención, era más alto que yo pero no tanto como Germán, lucia uno jeans completamente rasgado lo cual me hacía preguntar si realmente podían vender ese tipo de ropa o mejor dicho, ¿había gente que la usaba?

- Joder, Ger!–Exclamo el chico rubio–No me habías dicho que tenías amigas tan lindas.

- No te pases de listo, tío–Le golpeo con el hombro riendo.

- Pero de cara porque con ese vestido de los años sesenta no pone a nadie, guapa–Fruncí mi ceño al instante mientras buscaba la manera de responder ese tipo de insulto.

German pareció ignorar aquella ofensa a mi vestido, marca banana republic –por cierto-, de una costura casi de oro y que además era ultra y mega costoso. Sabía que no podía rebajarme a discutir con un hombre, así me habían ensañado por lo que opte sólo por la indiferencia.

- Le comió la lengua el gato a tu chica?–Se burló nuevamente.

Era lo suficientemente lista para saber que no debía meterme con ninguno de los sujetos que estaban ahí, además que los piercing en su nariz y ceja me intimidaron un poco, por lo que mi respuesta solo se limitó a, nuevamente, fruncir el ceño.

Llegamos a una mesa en donde había un grupo bastante grande y sus descripciones físicas eran bastante similares a la del rubio que me había dicho anticuada y que "no ponía nadie" por lo que cuando comenzaba a cuestionarme qué diablos hacía metida en un lugar así la voz pastosa se German se coló por mis oídos y por el de todos.

- Se llama Anntoniette y no se metan con ella tiene un carácter de miedo–Se burló con una perfecta sonrisa.

- Muy chistoso, German–Conteste educada a pesar de todo– Pero es Solo Ann–Corregí de manera automática..

- Qué tipo de nombre es ese?–Se burló el rubio que tenía un piercing como el de los toros.

- Nombre francés?–Fruncí el ceño.

Es que acaso estos chicos eran tan ignorante, pensé.

- Ya... Pero estas en Estados unidos –Se río– En fin, yo me llamo Mark, y bueno, soy el bajista de la banda.

- Sobre eso–Hablo German–Estoy seguro que Ann tiene mucho que contarnos.

El vello de mí nunca se me puso de punta al escucharlo, había comentado lo mierda de banda que era y estaba claro que él quería delatarme. Mi mirada de súplica lo dijo todo, mientras él se burlaba de mi sufrimiento un chico de cabello largo y lacio se acercó a nosotros.

- Eh, pero que tenemos nuevas caras por acá–Hablo animado–Soy Denis, un gusto.

El chico alto tomo mi mano para luego depositar un casto beso en el dorso, aquello hizo que recordará a Víctor y German noto la incomodidad en mí puesto que lo separo también con un empujón de hombros.

- Que no te pases, colega–Bromeo.

- Se me critica por ser un caballero?–Espeto.

El accidente perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora