Vendas sobre vendas

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-¡Serás capullo!¡Si es que no te tenía que haber ayudado!¡Yo a ti te mato!¡No te quedes ahí y ayúdame a levantarme que me he doblado el tobillo, joder!

-Esa era la idea-respondió él pacientemente agachándose a su lado.

-Mira, mejor cállate que no lo mejoras-respondió ella intentando levantarse sola sin mucho éxito.

-Trae, déjame-dijo él acercándose a ella-. Pon la mano sobre mi cuello.

Ella hizo lo que le indicó, se agarró con las dos manos a su camiseta arrugándola mientras Elías la agarraba por la cintura y se incorporaba haciéndole caer todo el peso de ella sobre él. Lentamente fueron otra vez hacia la enfermería, Blanca repitiéndole lo mala persona que era mientras él se limitaba a sonreír como si le hiciera gracia la situación. Aun así, él la ayudó a caminar y al llegar allí, gritó:

-¡Eugenia! ¡Abra! Blanca se ha torcido el tobillo yendo a su próxima clase!

Eugenia abrió la puerta y se encontró con las mismas personas que hacía un cuarto de hora que habían salido.

-¡Que casualidad!¿Pero ahora que ha pasado?-dijo haciéndose a un lado para dejarles pasar-madre mía, déjala sentada en la camilla y ahora la veré. Lo dejaré pasar pero resulta muy raro todo esto.

-Ni que lo diga-respondió Blanca apoyándose en el hombro de Elías.

La pareja entró y Elías la sentó en la camilla mientras él tomaba sitio en la silla de al lado. Eugenia se puso a examinar sin miramientos el pie izquierdo de ella. Lo hizo rodar-a lo que ella dio un grito de dolor-, lo subió, bajó y demás actividades. Se fue hacia el armario de donde sacó esparadrapo y vendas.

-Querida, te has torcido levemente el tobillo. Nada importante. Dentro de dos o tres días ya ni te acordarás-dijo sonriendo dulcemente mientras vendaba el pie.

Siguió pasándole la venda por el pie en silencio que ella misma rompió.

-Pues ya está. Ahora te doy la notificación de falta y podéis iros.

-Gracias-dijo Blanca levantándose de la cama.

-¿Le hará falta muleta?-preguntó de repente Elías que desde que habían entrado no había dicho nada.

-No, puedo andar bien sin ella-respondió ella practicando un poco mientras cojeaba.

-Como prefieras-le dijo la enfermera sin apartar la mirada del papel.

Eugenia acabó de escribir en otra hoja blanca y tendiéndosela a ella los dejó ir hacia las clases.

-Bueno,-dijo Elías cuando salieron-.¿A dónde tienes que ir?.

-A Biología, está aquí al lado, así que no andaré mucho.

-Vale, pues cuando salgas, dirígete a tu habitación que cuando salga yo de Matemáticas me iré para allá,¿Vale?

-Hecho-respondió Blanca haciendo como si no tuviera la menor ilusión cuando en realidad tenía más de la que debería. ¿Qué narices le estaba pasando?-Allí nos vemos.

Y se fue a clase de Biología que, para alivio de ella, estaba en ese mismo edificio. Porque aunque pudiera andar sin muletas, no le era fácil y aún le molestaba el tobillo. Al llegar allí, tocó la puerta y mientras notaba que la clase entera la veía y en especial Rebecca y Julián le llamaban la atención, ella le explicó a Linda pacientemente sin atender a nadie más, como se había torcido el pie al caerse sin y Elías se había dado un fuerte golpe en la cabeza. Cuando Linda le dijo que esperaba que se recuperase pronto y que no se preocupara por nada. Le recordó más que nunca a la madre que jamás había visto.

Viviendo en la mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora