Y los sueños, solo sueños son.

34 2 2
                                    

-¿Qué sucede?-preguntó Blanca al verla colgar.

-Sucede que tenemos que ir inmediatamente a limpiar su habitación. Hoy las habitaciones del Alfa se revisan una por una y faltan menos de 10 minutos para que pase Enrique.

-Y sabiendo eso, ¿Cómo se les ocurre manchar su habitación?

-El día es aleatorio cada dos semanas y se anuncia 15 minutos antes de que empiecen. En cuanto lo han sabido me han llamado.

Blanca ante la explicación se echó las manos a la cara en señal de desesperación.

Minutos después bajaban lo mas rápido posible por el ascensor para luego ir a la habitación de los chicos intentando no llamar la atención.

-Ya estamos aquí-dijo Rebecca mientras entraba a la habitación 202.

-Llegáis justo a tiempo-contestó Julián sonriendo con un mocho en mano.

-Para mi gusto, un pelín retrasadas-se quejó Elías que estaba quitando la nata de un escritorio con un trapo húmedo.

-Tu gusto no nos es importante-le respondió Blanca cerrando la puerta-.¿Qué hacemos?

Julián le dio un trapo húmedo a Rebecca y otro a ella y les mandó limpiar todo aquello que vieran sucio.

Fue fácil para Blanca. Se ocupó de la estantería llena de polvo y una cómoda que estaba totalmente repleta de nata sin saber ni cómo se habían llenado. Cuando el sueño ya se estaba apoderando de ella se puso a revisar algunos muebles por si habían trozos aún manchados. Estaba revisando la mesita de noche cuando oyó afuera a Enrique que iba por la 200. Dos para llegar a la de los chicos.

-Creo que ya está todo-dijo Julián retirando el mocho de los pies de la cama.

Blanca se dio la vuelta y se pasó la mano por la frente cubierta de sudor.

-Sí, yo también lo creo-respondió Rebecca saliendo del baño y echó el trapo a un cubo con los demás.

-De todas formas, peguemos un repaso rápido por encima por si acaso-añadió Julián echándose el trapo al hombro.

Los cuatro dieron un par de vueltas por la habitación y el baño y acabaron dejando todos los paños al cubo y los mochos en la entrada replegados. Elías se fue un momento con los mochos y el cubo de los trapos a guardarlos al cuarto de la limpieza y le siguió Rebecca con el cubo de la ropa sucia. Volvieron a los pocos segundos e iban a hablar cuando oyeron a Enrique muy cerca. 201. Uno para la suya.

-Bueno, pues ya está. Muchas gracias por ayudarnos-dijo Elías.

Blanca sonrió y se apoyó en la pared.

-No hay de qué-le respondió cerrando los ojos. Pero,-hizo una pausa, disfrutando del momento,-a cambio, tenéis que ayudarnos cuando nos toque a nosotras. Y espero que estéis acostándoos y tengáis sueño cuando os llame Rebecca para ayudarnos.

-¡Pero………!

-¡Callad!

Entonces lo oyeron. Toc, toc, toc.

Todos se miraron entre sí e iba a Julián a abrir cuando vio Rebecca que iban aún con las ropas de la lucha de nata.

-¡No abras todavía!¡Lleváis la ropa llena de nata!

Elías miró a Julián y como si estuvieran hablando con la mirada, se encogió de hombros y los dos se quitaron las camisas tan rápido como pudieron. Blanca tragó saliva y creyó oír a Rebecca también suspirar.

-Adelante.

Y abrieron a la puerta a Enrique, con sus ojos vivaces y su traje de tres piezas-chaqueta, chaleco y camisa-a pesar de que hacía tanta calor como para que Blanca notara la sangre hervir. Aunque quizá el calor fuera a causa de otra cosa que no tenía nada que ver con el clima.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 13, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Viviendo en la mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora