Kate dejó que el agua poseyera su cuerpo y con sus manos daba brazadas para volver al lugar donde dejó su ropa, buscó con sus ojos en la distancia que lo separaba de la orilla y no encontró por ningún lado al pequeño Tom.
-¡Ya pequeño no te escondas!-su cuerpo terminó de salir y siguió buscando sin obtener respuesta del niño.
Le pareció extraño, puesto que hasta ahora nunca la había desobedecido, su ropa estaba ahí donde la había dejado...
-¡¿Tom, Tom?!-el ruido de las aves en las copas de los arboles era lo único que sus oidos escuchaban-. Ya aparece, anda que no es gracioso, tenemos que irnos-.
Entonces, en ese momento sus ojos se encontraron con una parte del lago en la que salían burbujas, como si el líquido estuviera hirviendo, rápidamente se sumergió en el agua, con su pecho latiendo frenético y en su mente un horrible presentimiento comenzaba a cobrar fuerzas mientras intentaba abrirse paso entre la densidad de su desesperación.
Escrutó la oscuridad con detenimiento y nada, el pequeño Tom no podría estar ahí y de estarlo, ya no estaría vivo, pensó. Cuando salió, le extrañó por un momento el ver como del mismo lugar seguían emergiendo burbujas y en el fondo, la quietud del agua estaba estática.
Rápidamente se vistió y dedicó toda su atención a buscar al pequeño, buscó entre los arbustos, bajo los arboles, entre un lodazal que había en partes muy cercanas al lago, pero todo fue inútil. Tom, su pequeño hermanito, había desaparecido.
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La tarde rápidamente comenzó hacer su aparición y la luz roja del sol cayó sobre los frondosos pinos mientras una parvada de aves salían volando del bosque. Sophia estaba en la ventana, preocupada, con su vista alternándola entre el reloj de pared y el camino de salida rumbo a San Mateo.
La espera se hizo eterna, aún cuando después de varios minutos, cuando la luz roja del sol estaba desapareciendo, el ruido del auto se fue acercando hasta verlos llegar, rápidamente salió a su encuentro, con un nudo en la garganta.
-¡Jack!-la mujer se tiró a los brazos de su marido, desesperada.
-¡Que pasa Sophia, dime que pasa!-Jack la abrazó fuerte mientras Scott cargaba con la despensa.
-¡Kate y Tom no aparecen...!-.
-¡Como que no aparecen!-la interrumpió.
-A medio día se fueron a nadar y no han vuelto-las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.
El corazón de Jack se paró de golpe y por un segundo su mente revivió las palabras de Noah, un nudo se formó en su garganta y el peor de los presentimientos comenzó a golpear su pecho.
-¡Pero...!-Jack intentó decir algo mas pero el llanto en los ojos de su mujer lo hizo calmarse-. Tranquila, los vamos a encontrar, seguramente están jugando por ahí, ¡oye Scott!-el chico salió de la casa.
-¿Si?-.
-Tu madre y yo vamos al lago, trae un par de lamparas-el chico se perdió en el interior de la casa y segundos después reapareció y se las entregó-. Vamos, ya verás que los encontraremos-.
Jack y Sophia se perdieron entre las sombras de los arboles y Scott se quedó en medio del patio, con una luna sobre el horizonte y un cielo manchado de oscuridad.
Retrocedió despacio sobre sus pasos y se sentó sobre la silla mecedora, con sus ojos desenfocados sobre la negrura del bosque, en su mente el recuerdo de la ciudad y un par de sonrisas de varias chicas en una mesa circular, el murmullo de voces opacadas por la musica y un ambiente de luces de colores sobre una pista de baile...
-¡Hola!-la voz a su espalda lo sacó del mundo en su cabeza.
Al volverse, todo su cuerpo se estremeció y un sobresalto le encogió el corazón ¿acaso estaba...?
-Pareciera que viste un fantasma-Scott se bloqueó un momento y luego bajó y subió sus parpados pero ahí estaba, todavía, con una sonrisa.
-Lo siento... Yo, yo no...-Scott tartamudeó ante el nerviosismo, era ella, la chica del supermercado, Jennifer, estaba ahí.
-Ok, creo que te asusté. Lo siento, pasaba por aquí y mi auto se apagó muy cerca de la entrada a este camino, vi las huellas recientes de llantas en el lodo, las seguí y llegue hasta aquí-.
Mientras hablaba Scott la miraba con interés y no, no era susto ni nada parecido, ella, desde que la vió en el supermercado, ella tenia un no se que, algo que lo inquietaba, su mirada profunda, esos ojos como la miel tenían algo.
Sentía como si pudiera traspasarlo con esa mirada, como si todas sus defensas pudieran ser rotas por esos ojos, se sentía vulnerable, se sentía como si todo desapareciera a su alrededor: la luz de la luna, las estrellas, el frío de la noche y en su lugar solo hubiera, vacío.
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Aaaaa aaaa aaaaa aaa... Aaaaaa... Aaaaa... Aaaaa aaaa aaaaa... Aaaa...
El piso de madera estaba frío, por la ventana se filtraba una corriente de aire que le lastimaba, por sus gritos, los búhos sobre los arboles estaban inquietos, los arañazos de una rama contra la ventana creaban un sonido estridente, a lo lejos un lamento impregnado de tristeza se mezclaba con la corriente del aire y trastocaba todo en su interior.
Era extraño, era raro y a la vez único. Aquél sonido removía sensaciones indescriptibles que iban desde una felicidad incomparable hasta una tristeza tan lúgubre, como si algo en su interior se rompiera en pedazos.
La sensación de sentirse completo, de sentirse lleno, era equivalente en pocos segundos al vacío dentro de su pecho, al asfixiante desorden de tantos sentimientos sin nombre que de pronto lo asaltaban al escuchar aquel sonido.
Abrió sus ojos en un instante en el que todo su interior fue llenado por un sobresalto, la luna iluminaba gran parte de aquella habitación mientras la triste melodía embriagaba todos sus sentidos y la mitad de su cuerpo desnudo se erizaba al contacto con el viento frío.
Buscó sin resultados, intentó pararse pero fue inútil, se arrastró por el piso frío unos cuantos metros hasta donde podía ver el arco de una puerta destruida...-¡Hola!-la voz infantil hizo que se detuviera y se volvió contra un rectángulo de penumbras al fondo de aquella habitación y fue ahí donde descubrió una sombra, una sombra difusa de un pequeño, sentado sobre sus rodillas y lo miraba con un par de ojos azules, que a esa distancia parecían resplandecientes.
-¿Quién eres?...-la voz del pequeño Tom se propagó por la pequeña estancia como un eco tembloroso pero no obtuvo respuesta alguna...
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Vicentrobles
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El Lago Negro.
Horror(Pausada) Jack es un acaudalado empresario que lo pierde todo y su única salida es irse a vivir al pueblo natal de sus padres junto a su familia, donde no solo se reencontrará con viejos amigos, sino que, tendrá que enfrentarse a un enemigo siniestr...