Soy Agnes, una muñeca de porcelana.Capítulo 1
El príncipe salvador de la pequeña vacía.
Las muñecas de porcelana son delicadas, son frágiles, un movimiento brusco y se destruyen, yo me considero una muñeca de porcelana, pero ya estoy destruida, ya estoy quebrada en pedacitos, por lo tanto soy de las muñecas de porcelana que están vacías por dentro, que ya no lloran, ya no aman, ya no sienten.
Vivo mi vida con normalidad. Vivo oculta en una casa de madera que puede caerse, no tengo padres ni familia y robo para poder comer aunque sea, una rebanada de pan, pero vivo mi vida con normalidad, ya no siento, ya no me preocupo.
Me maquillo y me visto como si fuera una muñeca de porcelana, ya que puede decirse que lo soy, yo lo creo. La ropa me la fabrico yo con telas de ropas que han sacado a la calle. Desarmo la ropa y me hago una nueva, y el maquillaje lo consigo porque hay una señora que cuando no le gusta más el maquillaje que tiene, lo tira en un tacho de basura y yo corro a rescatarlo. Recuerdo que a mamá le encantaban las muñecas, sobre todo de porcelana. En fin, mi rutina es así, hacerse la ropa, rescatar el maquillaje, robar para comer, dormir en el piso con astillas y en la semana ir a la escuela, si, a pesar de todo, estudio, y mucho.
Me desperté el lunes por la mañana a las seis, como siempre me despertaba para llegar a horario, a las siete y media, pero se hicieron las siete menos diez, me apresuré a salir.
En el camino me detuve en un negocio "Carousel". Vendían muñecas de porcelana y podía ver a la vendedora desde afuera, que lloraba mientras destruía a una muñeca que era peculiarmente parecida a ella. Sonreí, tal vez la vendedora pensaba igual que yo. Entré en el negocio, me paré frente a la vendedora y la miré por un rato largo sonriendo, se vestía como yo, era una muñeca como yo pero todavía no se había quebrado por completo.
-¿Te ríes de mi?- me preguntó. Negué con la cabeza y continué mirándola, solía comportarme extraño, estaba en mi papel. La vendedora se secó los ojos - ¿Por qué me miras?- volvió a preguntar, creí que podría hablarle sobre mis pensamientos.
-Las dos somos muñecas de porcelana, frágiles, delicadas, tenemos una vida difícil ¿Quieres decirme por qué llorabas? -La vendedora me miró de arriba hacia abajo y abrió la boca para hablar. -No conozco el motivo, tengo una vida difícil de la que prefiero no hablar con extraños- Asiento con la cabeza y miro a la muñeca destrozada tan parecida a ella que estaba en sus manos. -Esta muñeca es una copia mía, para mi es muy importante, para mi posee un pedacito de mi alma, pero el resto de los pedacitos de mi alma que han sido puestos en otros objetos están destrozados, la muñeca era el último, pero no valía la pena conservarlo, me trae muchos recuerdos- Por todo lo que dijo pensé en Voldelmort y en los horrocrux pero la entendía de todas maneras. La vendedora miró hacia abajo, sacudió la cabeza y sonrió. -Mi nombre es Amanda- Le di la espalda y caminé hacia la puerta. -Para algunos soy la Barbie idiota, para otros soy simplemente Agnes, pero puedes decirme "La pequeña vacía", es mi nombre de súper heroína. También puedes llamarme por mi nombre completo, varios lo hacen. Gabrielle Agnes Vannelope- Hice una reverencia y me fui. Estaba comprometida a saludar a Amanda todos los días.
Cuando llegué a la escuela estaba terminando la primera hora, por lo visto sólo habían tenido una charla del comportamiento en clase, chicos de dieciseis años reflexionando sobre lo que se debe y no se debe hacer en la escuela, que estúpido, mis compañeros están un poco acelerados.
Preferí quedarme afuera hasta que tocara el timbre y así lo hice. Al salir mis compañeros pude percibir una mala energía en Wilson O'Connor. Wilson es el más "popular" del grado, todos lo quieren y lo admiran, es bastante atractivo pero lo considero una mala persona, sus ojos claros y su pelo oscuro engañan a cualquiera, excepto a mi.
También pude notar que había un chico nuevo que se había sentado en el espacio vacío del lado de mi asiento, seguramente no sabía que yo me sentaría a su lado. Era rubio pero el color de sus ojos no lo distinguía.
Caminé con la multitud que podía llamar "compañeros" hasta la otra clase, me gritaban cosas como "¡Tú idiota! ¡Vete con Ken!". Sinceramente no me importaba que me gritaran o insultaran, pero detestaba que me consideraran una Barbie y no una muñeca de porcelana, estaban muy modernizados los idiotas, seguramente ni sabían lo que era una muñeca de porcelana, patéticos.
Mientras caminaba sentí que alguien me agarraba del cuello del vestido y me tiraba al piso causando un grave golpe en la cabeza, casi no veía, se veía todo borroso, pero agudice la vista y pude ver a un chico rubio cuyo color de ojos no distinguía, pude presenciar cómo golpeaba al que me había tirado al piso. Exacto, el nuevo. No sabía su nombre, pero sabía que cuando lo vi defendiéndome mi porcelana se rompió en pedacitos y dejó al descubierto mi piel, mi verdadera piel, por primera vez me sentía humana, ya sentía de vuelta, estaba enamorada.
Luego de pensarlo una milésima de segundo, decidí llamarlo "el príncipe salvador de la pequeña vacía" aunque ¿Aún me seguiría llamando la pequeña vacía? Ya lo vería.
Mi príncipe me levantó del suelo, me pasó la mano por los hombros y me agarró bien fuerte. -Vamos a la enfermería- dijo, se ve que mi cabeza sangraba, mi cuerpo automáticamente se dejó caer, estaría desmayada.
Abrí los ojos y me encontraba en una camilla con "El" a mi lado. -Te desmayaste, perdiste mucha sangre- dijo la enfermera. Y pude ver cómo le lanzaba a mi príncipe una mirada de agradecimiento, seguramente porque me había llevado, cualquier otro me habría dejado en el piso. Lo observé atentamente, sus ojos eran celestes, rubio y de ojos celestes, mi contrario. Lo saludé con la mano a pesar de que estuviera a un metro, eso lo hizo reír. -No se tu nombre- le dije. -Channon- me dijo. -Yo soy Gabrielle Agnes Vannelope- volvió a reír. La enfermera dijo que habían castigado al chico que me golpeó, que era Patrick Garden, poco me importaba. Me levanté de la camilla de un salto, abrí la puerta y me alejé saltando con Channon atrás, lo raro aún lo tenía y a pesar de todo siempre estaba alegre.
-Gabrielle, no puedes dejar que te traten así- dejé de saltar -Dime Agnes por favor- caminé hasta el jardín de mi secundaria, estaba repleto de árboles y flores pero había un árbol especialmente grande donde solía esconderme y llorar antes de que murieran mis padres, a pesar de todo me vestía como muñeca y mis compañeros me molestaban. Creía que mis lágrimas eran mágicas y que cada vez crecía una flor colorida pero frágil como yo. Caminé hasta el árbol, Channon ya se había ido. Cuando llegué al árbol me encontré a Wilson llorando a cantaros, me quedé mirándolo.
-¿Qué miras maniática? Metete en tus asuntos- Me dio pena por primera vez.
Pasé el resto del día sentada junto a Channon, junto a mi príncipe.
{...Quiero agradecer a hurricanemoretz por la hermosa portada que me hizo :) ...}
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Muñecas de porcelana
Teen FictionAgnes es una adolescente de 16 años, pero no es normal, tiene una vida muy dura, sin padres ni compañía. Agnes se considera una muñeca de porcelana por ser frágil y delicada y estar vacía por dentro, pero al enamorarse por primera vez, sus sentimie...