Muñecas de porcelana

Capitulo 3

Miedo

Siempre negándolo, mintiéndome a mí misma, convenciéndome de que mataron a mis papás y convenciéndome de que murieron como héroes evitando que me vean. Pero la verdad es que no pensaron en mí, pensaron más en ellos y en su desagradable vida de pobres, y prefirieron no seguir viviendo, me dejaron tirada en una casa inestable con solo siete años y con solo cincuenta dólares. Se mataron ellos mismos y yo lo negué por miedo.

Hay muchos tipos de miedos, y muy poca gente debe conocer el miedo de verdad. Yo no... No sé que será el miedo de verdad...Que te apunten con un arma, que se caiga el avión en el que estás, que te persiga un tiburón, o cosas mucho peores que son difíciles de imaginar, pero sea el arma, el avión, el tiburón, un edificio muy alto o simplemente la oscuridad, el miedo no es que te coma el tiburón, el miedo es a sufrir o morir.

Está el miedo de aceptar la verdad, está el miedo a humillarse, el miedo a que le pase algo a tus seres queridos, pero el miedo a morir se encuentra en todas partes. Yo no lo tengo...En este momento no le tengo miedo a nada demasiado grave...Viví mucho tiempo en la oscuridad.

Observando a Wilson puedo ver que tiene miedo, aunque no se a que. Sufre, me encantaría saber porqué, me alegro que me regalara una sonrisa, me encantaría que Channon lo hiciera seguido.

Tal vez mi miedo ahora es Channon, no quiero arruinar nada con el, me encantaría poder abrazarlo sin exponerme al resto de la gente, sería genial que no me importara la gente.

¿La gente? Cómo detesto a la gente, los chismes, las burlas, todo el mundo está pendiente de lo que piensa la gente. "No te agarro la mano porque están mis amigos" "No cantes, estamos en la calle". No puedo entender como los pensamientos de otras personas influyen tanto en nuestra personalidad. ¿Para qué andar criticando a los demás o contar hechos ficticios sobre personas inocentes? No tiene sentido, pero la vida es así, y cada persona en este mundo se preocupa más por lo que piensan de él que por lo que piensa uno mismo.

Los problemas con migo empezaron a cambiar un poco desde que Channon llegó. Me invitaban a fiestas, aunque podía notar su cara de pena y después de alivio cuando les decía que no. Nunca me gustaron las fiestas, nunca fui a una. Comencé a salir con Becky y Channon, Becka no podía describirse como "amiga", ni siquiera me caía bien, pero tampoco me caía mal, era amable con migo, y muy amable con Channon, demasiado, la manera en que lo miraba, no podía mirarlo así, no con migo ahí.

-Chann.. tal vez podríamos hacer el trabajo de biología juntos- Becka se enredó un rulo y lo miró a los ojos. Antes de que Channon contestara la interrumpí-Channon lo hará con migo, quedamos en eso ayer, pero será la próxima vez- Pero no hubo próxima vez, siempre me adelantaba a preguntarle a Channon si podíamos hacerlo juntos y él no podía negarse, no iba a dejar a Becka trabajar con él.

Teníamos que terminar un trabajo práctico para Concepto de la Ciudadanía sobre la desnutrición infantil, valla trabajo. El sufrimiento de unos chicos para representar en clase. Que descarado por parte del profesor.

Cuando pienso en los niños desnutridos pienso en sus madres que no los amamantaron como debían por falta de interés, que no los alimentaron como debían por falta de interés. Me recuerda a mí, aunque según Channon no todos los casos son así.

-Es horrible que no se ocupen de ti. Las madres no tienen cara. Deberían sacarles a sus hijos- comentaba. Pero Channon siempre justificaba a las madres.

Volviendo a mí y a mi historia de muñeca, ya no le daba atención a esos pensamientos perturbadores en mi cabeza. ¿Por qué arruinarme volviendo al pasado? Pensando en cosas feas, o simplemente tristes. Channon fue la llave para abrir la puerta de mi caja fuerte interior y ahuyentar al vacío encerrado en una bola de cristal.

Mirarlo a los ojos cada día me dejaba idiota. Sus ojos me hipnotizaban. Me perdía en su mirada y en su sonrisa reluciente. Me perdía en la palma de su mano cuando tomaba la mía. Me perdía en el. Nunca había tenido una sensación tan grande. Nunca había sentido tantas emociones juntas y a la vez ninguna.

Mi caja fuerte interior estaba llena de nuevo, casi por estallar de lo llena que estaba. Ahora se encontraba vigilada por dos emociones sin nombre y su llave estaba perfectamente oculta, porque dentro de mi caja fuerte interior poseía lo más valioso del mundo. El amor.

¡Hola! Quería pedir perdón por hacer un capítulo tan corto. Mi creatividad llegó hasta acá.