Capítulo 2: Incomprendida.

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Indignada por las razones que le llevaron a abandonar la habitación, Audrey se encerró en la suya, se tumbó y se quedó dormida en su cama. Lilith y ella no se llevaban nada bien, y a aunque Lilith era mucho más inteligente en ese aspecto, Audrey siempre buscaría algún motivo para el enfrentamiento por la verdad absoluta.

Al cabo de un rato, la despertaron unos toquecitos en la puerta.

—¿Quién es?—pregunta recién despertada, colocándose bien el pelo con las manos por si entrase.

—Sira—contestó, abriendo la puerta sin ni siquiera preguntar.

—Hola, supongo. ¿Qué quieres?

—Hay algo que me gustaría contarte. Pero has de prometerme que lo mantendrás en secreto.

Audrey, algo confundida, asintió con la cabeza y le hizo un gesto para que cerrase la puerta.

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Mientras tanto, el resto de chicos a excepción de Arch quedaron para jugar en la sala de videojuegos. Que vivieran en un castillo no significa que no fuese un castillo moderno. Al fin y al cabo, era el lugar donde tenían vivían, tanto antes como después de la guerra. ¿De qué serviría tanta avanzada tecnología si no pudiera ser aplicada al ocio? La habitación parecía contar la historia del videojuego; decoraban su espacio desde máquinas de juegos arcade hasta consolas modernas. Dasped y Vander disfrutaban rompiendo récords en los juegos arcade mientras que a Lenny le gustaba más observar y aprender de ellos, pues no llegaba ni de lejos a su nivel. 

—Gané. Eres tan patético—Vander se alejó de la máquina con una mirada pícara que trataba de molestar a Dasped.

—Has estado entrenando en solitario, por lo que veo—asumió Lenny.

—Mira, si me voy a parecer a ti y todo, Dasped.

—Más quisieras llegarme a la suela del zapato—Dasped trataba de responder con voz tranquila, pero estaba deseando pedir una revancha. Pero antes de que pudiese decir nada, dos personas entraron de repente. 

—Vosotros—dijo Lenny despectivamente.

—Nosotros—contestó Arch, que había venido a jugar con Aura.

—¿Os escaqueáis de las reuniones y ahora pretendéis venir a jugar? ¿Sabéis? Nunca llegasteis a caerme bien, pero ahora me dais asco.

—Cálmate, Lenny—Vander le puso la mano en la boca.— No nos conviene meternos en problemas. 

Pero Dasped tampoco iba a quedarse callado:

—¿Qué coño os creéis sólo porque la comandante os permite saltaros las reuniones? ¡Lleváis AÑOS sin darnos explicaciones!—

—Y nos las vais a dar ahora—Lenny apartó a Vander de un empujón y sacó de su bolsillo su pistola de energía blanca, teniendo Arch los reflejos suficientes para sacar la suya también y apuntarse entre ellos. Todos los miembros solían llevar algún arma ligera consigo por seguridad.

—¿Y qué si no quiero?—Arch fruncía el ceño mientras Aura cerraba los ojos.

—¿A qué coño estáis jugando? Bajad las armas ahora mismo—ordenaba Vander. Pero no le hicieron caso y no dejaron de empuñarlas.

—Sé que estáis tramando algo. Algo en lo que la comandante os lleva años encubriendo. Somos putos compañeros, ¿es que acaso lo habéis olvidado?—Lenny quiso ser muy claro con esas últimas palabras, pero Arch no contestó.

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