Capítulo 3: Primier día de problemas

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—¡¿Por qué demonios sacaste una navaja?! —Desde lo que ocurrió en la cafetería Kay no ha parado de gritarle a Jeremy, lo peor de todo es que estamos en mi habitación son las once de la noche, Kaylee tiene un bate de béisbol en la mano y Jeremy está encerrado en el armario.

—Solo quería asustarlas un poco.

—Pues yo te voy a lastimar un poco —la rubia empieza a caminar hacia mi armario alzando el bate.

—Ni se te ocurra Kaylee Parker Hardwick.

—No lo defiendas Aly, se lo merece.

—Claro que se lo merece, pero no en mi habitación, por mucho que merezca ser torturado hasta la muerte no quiero que destruyas mi habitación. Además debo descansar. —Kay asiente, entonces camino a mi armario— Bien, Jeremy tienes diez segundos de ventaja para correr cuando abra la puerta ¿entendido? —Se escucha un golpe dentro del armario y lo tomo como un sí, abro la puerta y mi amigo sale corriendo. Claramente Kay no respetaría las reglas por lo que salió detrás de Jeremy al instante.

Después de cerrar la puerta y rezar que Je esté vivo mañana recuerdo que no he revisado mi teléfono así que lo empiezo a buscar en mi bolsa, no sé cómo a esta cosa le puede entrar tanto, podría meter a todo el mundo ahí adentro y aun así tendría espacio, por fin encuentro el celular, hay cinco llamadas perdidas, tres de Mason, una de mi padre y una de mi madre, pero solo contesto a una persona.

"Siento no haber respondido hermanito, estaba metida en una situación algo larga de explicar, te hablo mañana, tengo que desempacar mi ropa y estoy muy cansada así que no tengo muchas ganas de hablar, te quiero rarito."

Envío el mensaje, pongo música y empiezo a guardar mi ropa en el armario, me alegro de que no sea como mi madre, su armario parece la entrada a Narnia, por mi parte solo tenga lo esencial, cuando termino solo ha pasado una hora así que me pongo a tocar un poco, solo para pasar el rato.

—Que alguien apague eso —logro decir apenas mientras cubro mi cara con la almohada ya que tengo un fuerte dolor de cabeza y no soporto la garganta, maldito seas Mason, además de que la canción I Think I Like It suena y no me deja dormir en paz ¿a quién se le ocurre tener música a esta hora de la noche?, esperen, demonios esa canción es mi alarma, me siento en la cama y saco mi teléfono son cuarto para las siete, primer día y voy tarde, genial—. No hay tiempo de duchas.

Corro por todo el instituto como una loca llego al edificio en el que están mis aulas ya que aún faltan cinco minutos decido que lo mejor es caminar, al fin de cuentas solo tengo que caminar dos pasillos para llegar a mi clase, antes de que de vuelta al pasillo escucho una voz familiar.

—¡¿Cómo que terminas conmigo?! —la voz chillona hace eco en el pasillo y de inmediato reconozco esa voz, Peyton.

—Simplemente ya me aburrí de ti desde hace mucho tiempo, Peyton—ni siquiera necesito reconocer la voz ya que evidentemente es Evan, mejor conocido como el integrante de los Tres Dioses Griegos, co-capitan del equipo de futbol, sé que es él ya que la pareja del siglo fue Evan y Peyton los más codiciados del instituto, es una babosada pero que se le puede hacer.

—Eres un idiota, Evan — lo ven, era Evan, soy toda una diosa adivinando, debería predecir el futuro. Se escucha un golpe y por instinto de mujer sé que fue una bofetada por parte de Peyton—. Que conste que todo el instituto sabrá que yo te corte a ti— lo siento mi vida, no todo el instituto lo sabrá, pienso para mis adentros.

—Por mí no hay problema —dice Evan, después se escucha el caminar de Peyton con sus zapatos de tacón, me cercioro que no haya nadie en el pasillo y luego corro a mi aula.

Prohibido FraternizarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora