Dirty Heaven ➳Lashton

01

"Ángel, la mesa 5 pide tus servicios." El hombre detrás de la barra, le informó al rubio cuando salió de atrás del escenario.

"Déjame adivinar, es Clifford."

"Y hoy tiene compañía."

El rubio saltó de emoción, sabía que cada vez que Michael iba al club, pedía por él cada vez que estaba disponible y así lograba hacer una gran cantidad de propina.

Tomó la bandeja con los dos tragos que le dejaba el hombre del bar y se dirigió a la mesa la cual necesitaba sus servicios, moviéndose lentamente y de manera sensual de lado a lado mientras caminaba.

"Cortesía de la casa para nuestro mejor cliente." Fue lo primero que dijo el rubio una vez que llegó a la mesa. Cuando dejó la bandeja con las bebidas, se sentó entre ambos hombres, ladeando su cuerpo sobre el peliazul, ya que tenía una gran confianza con él. "Tu cabello luce genial ésta noche, quisiera que nunca cambiaras de color tan seguido."

"Sabes bien que elegí este color por tus ojos." Comentó el mayor y esto hizo que el otro soltara una risita ante el cumplido.

"¿Es enserio?" Todos podían jurar que el rubio iba a gritar de emoción. Pero esta noche no debía dar su atención a Michael.

"Ángel, es él de quien te hablé la semana pasada." Susurró en su oído, lo suficientemente bajo como para que su amigo no lo escuchara.

Sí, Michael ya tenía planeado todo eso y sabía que el rubio era la persona indicada para liberar un poco el estrés del rizado.

"Ya hablamos del precio, tienes plazo hasta dentro de una semana."Murmuró por última ve y entonces fijaron su atención en Ashton, que se sentía algo excluido de la charla.

El más joven no había tenido tiempo de admirar al acompañante de su 'amigo,' pero ahora que había cerrado aquel trato solo debía enfocarse en hacer olvidar por un momento lo que sucedía en su vida. Cuando lo miró detenidamente quedó algo embobado, el rizado era muy atractivo, con sus labios algo gruesos y las detalladas facciones de su rostro. Incluso se tomó un momento observando como una de sus grandes manos se cerraba al rededor del vaso largo y cilíndrico.

"Creo que iré un momento a la barra, hay una batalla de shots y no quiero quedarme afuera." Ángel sabía que Clifford solo iba por cierta persona detrás del lugar que mencionaba.

El plan comenzaba ahora.

En cuanto Michael se fue de la mesa, el rubio casi que se colgó del brazo de Ashton, pero lo hacía de una manera delicada y, tal y como señalaba su nombre artístico, algo angelical.

"Ashton ¿cierto?" Pregunto eso primero para estar seguro que recordaba su nombre. El otro solo asintió y Ángel siguió. "¿Qué te trae por este lugar tan cabizbajo?" Se arrimó más a él, solo un poco, su plan era terminar sentado sobre sus piernas.

"Michael." Ashton dijo en respuesta con una risa, era verdad, el teñido casi lo había arrastrado al club. "Y puede que también mi fracaso como esposo."

"No estés tan así, esta noche olvida todos tus problemas, nosotros no dejamos que entren a este lugar." Mientras escuchaba a Ángel, se sorprendió al ver que ya estaba sentado sobre sus piernas, con las suyas a cada lado de éstas.

La respiración del rubio chocaba contra la piel del mayor mientras inhalaba el aroma de los restos de perfume que quedaban.

"Las reglas son simples, no toques, no te excites." Dijo con suavidad en su oído.

Ashton pensó que sería cosa fácil, pero el chico que tenía en frente era un profesional en hacer eso y seguramente caería en sus encantos.

La voz de Timberlake sonaba de fondo, y el rubio llevaba todo al ritmo de la canción que se oía en el ambiente. Primero se quitó lo que simulaban ser alas y poco a poco fue desabotonando su camisa blanca, de una manera provocadora mientras se movía según iba la música.

Solo quedaban sus pantalones de jean blancos algo sueltos mientras su espalda tocaba la fría mesa. Sus manos viajaban por su torso de una manera erótica y de vez en cuando realizaba algunos gestos.

En la mente del rizado solo estaba el baile que le ofrecía el stripper. No pensaba en su familia, el estrés del trabajo, ni nada más. Por un momento estaba pasándolo bien.

Al menos hasta que se acabó el tiempo y llegó su mejor amigo casi borracho a interrumpir el momento, quejandose que ya era tiempo de regresar.

Esa noche el chico hermoso como un ángel hizo bastante propina de parte del rizado, pero a él lo esperaban más problemas en casa.