♘; 01

7.4K 515 91
                                    


¿Cómo está el clima por allá?


Ladeo la cabeza, acercándome más el parlante cuando el ruido de la calle brilla intentando escuchar a mi madre del otro lado. —No tan frio –respondo–. No como en Moscú, por lo menos.


¡Hija! –mi madre chilla con fuerza provocando que cierre los ojos–. ¡No es posible que vivas en esa ciudad! ¡Tu cuerpo necesita de los cincuenta grados bajo cero de Rusia! ¡Vas a morirte de calor, por dios!


—Mamá, estoy bien –le regalo una sonrisa al niño que pasa por mi lado y me mira curioso–. He estado viviendo aquí por un tiempo y todavía sigo viva. No seas paranoica.

No estoy siendo paranoica, cariño, yo te dije que irte a otro continente no era nada bueno, estas lejos de nosotros y tú no puedes cuidar de tu misma como debidamente es –parlotea, el ruso sonando entrecortado–. Se lo dije a tu padre pero él nunca me escucha ¡Incluso la bruja de tu abuela cree que es mejor que estas en casa! ¿Tienes idea de lo difícil que es que esa bruja y yo estemos de acuerdo en algo?


Ruedo los ojos, apretando aún más el teléfono contra mi oído cuando los autos cerca empiezan a sonar sus bocinas. —Sí, lo sé pero...


¡Y lo peor de todo es que se te ocurrió irte a una ciudad tan ruidosa como lo es Nueva York! –lloriqueó y yo suspire, siempre era lo mismo–. ¡Estoy tan preocupada por ti! ¡Voy a enviar un avión por ti ahora mismo! ¡Vas a regresar a casa!


—Estoy bien mama, ¿de acuerdo? –hice un sonido de carraspeo–. ¿Me escuchas? La señal no funciona –puse la bocina del teléfono en mi boca–. ¡Adiós, hablamos luego!


¡Hija-...!


Solté un suspiro cuando colgué y mire el teléfono en mis manos con el ceño fruncido. Ah, esta mujer, pensé, aunque el estrepitoso ruido de una bocina hizo que me sobresaltara ante el brillo que apareció en mis ojos y me apure a colocarme el pequeño tapón en el oído. Realmente jamas iba a entender cual era el problema con mi madre, era tan... tan ella que me desesperaba. 


— ¡Fíjate por donde vas, Barbie! –exclamó un chico cuando casi tropieza contra mí.


Ah, querida y hermosa ciudad de Nueva York, con tus calles resplandecientes, con tu alcalde honorable y con tu barrio chino lleno de sushi y ojos rasgados, con tus transeúntes tan amables y carismáticos; mi odio hacia ti crece cada día más, odiándote en cantidades extremas de lo que mi pequeño y frágil cuerpo puede soportar.


¿Desde cuándo te volviste mi peor enemiga? Si, bueno, hay muchas razones para eso. Desde que están a punto de echarme de mi casa por el alquiler (aun si ya lo pague), desde que mi jefe se ha vuelto insoportablemente más acosador de lo que ya era, desde que puedo ver todos los malditos ruidos que tiene esta ciudad y desde que supe que mi madre tenia la razón sobre ti.


¿Porque eres tan ruidosa? ¿Por qué no puedes ser igual de tranquila que Rusia? ¿Acaso es mucho pedir que tus calles no estén llenas de trafico y bocinas sonando? ¿Que en cada edificio hayan miles de pantallas con diferentes tipos de anuncios estridentes y llamativos? y ¿que cada persona con la que choques sea amable y no quiera gritarte en la cara?

Matiz ➳The Originals [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora