hello

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THEO
Me despierto con la canción Work, lo que me dice que hoy hay que trabajar.
- buenos días, le habla Nansy, la secretaria de Marco. Quería decirle que hoy tendría una entrevista de la revista "Hello" y tendrá que asistir con la señorita Woodley a las doce de hoy. Si tienen algún percance,
avisadme
- Gracias, adiós.
Me quito los bóxers y me meto en la ducha. Cuando acabo me visto con unos vaqueros grises y un polo negro. Cuando me pongo las zapatillas vuelvo a coger la toalla y me la paso por el pelo para quitar el agua que quedaba.

Sin pensarlo dos veces cojo las llaves del coche y me dirijo al hotel de Sheily.

Un hombre de avanzada edad en smoking me mira sorprendido y me quito las gafas de sol.
- ¿le puedo ayudar en algo?
- soy Theo James- murmura un "lo sé" lo ignoro y sigo hablando.- Mi novia, Sheiline Woodley se está hospedando en este hotel. Necesito la llave de su habitación.

No tarda mucho en dármela y cuando llego a la número 180 abro la puerta dejando ver una sala con un sofá y una televisión, una cocina con barra y de todo y un pequeño pasillo con dos puertas. La primera es un baño. La segunda tiene que ser su habitación.

Me debato entre entrar y encontrármela dormida o llamar y despertarla.
Elijo la segunda, llamo a la puerta y me recibe con un gruñido seguido de un " no molesten".
No puedo evitar reírme y abro la puerta.
Me la encuentro con una camiseta que le queda grande y unos shorts muy...cortos.
Está tirada boca abajo con su melena rubia tapándole la cara.
- Buenos días.
Abre un ojo de golpe y se tapa hasta quedar enterrada en las sábanas.
- ¿qué haces aquí?- oigo su voz a través de las finas mantas y me apoyo en el marco de la puerta y cruzo los brazos.
- tenemos una entrevista en dos horas- se destapa y mira su móvil.
- aun hay tiempo.- en ese momento me viene a la mente un día parecido a hoy en el que le dije a Jane que quedaban dos horas. Se puso a gritar como una histérica y a insultarme como si no hubiese un mañana.
-vamos- tiro un poco de su manta, pero la agarra con todas sus fuerzas así que envuelvo mis puños y de un tirón se la arranco. Por lo que veo sus piernas desnudas.
Se sienta como si le costase un mundo y se frota los ojos.
- ¿no tienes otra cosa que hacer?- se levanta y pasa delante de mí, caminando a la cocina.
Y, soy un hombre, no he podido resistirme a mirar como caminaba con esa ropa.
-¿ has desayunado?- pregunta y es cuando despierto y comienzo a seguirla.
- no, me he reservado para que me hagas el café que me debes.- la sonrío y pone los ojos en blanco cogiendo la cafetera.

Prepara dos tazas y me pasa una.
Le doy un sorbo y me lo trago como puedo.
- ¿le has hechado azúcar?
- no- responde con una sonrisa- me has pedido café, no azúcar.
Me acerco a ella hasta arrinconarla contra la encimera. Dejo la taza a sobre la isla blanca y me acerco aun más hasta estar literalmente pegado a ella.
Y, en contra de mi voluntad cojo el recipiente del azúcar. Que estaba al lado de su cadera.
- bueno...
Me separo como si nada y le hecho una cucharada de azúcar.

Actuando Por AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora