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Mientras ese mes pasaba, yo intentaba que la depresión (ya nombrada crónica) no me consuma.

Pero... Mejor comencemos por el principio.

Ariana me había llamado, no sé cómo consiguió mi nuevo número pero lo hizo. Había dicho que necesitaba hablar conmigo, acepté. Sólo porqué quería verla una vez más. Y porqué tenía curiosidad de que historia poco creíble me inventaría.

Así que fui a esa cafetería, a las tres de la madrugada.

La vi sentada y me acerqué. Sus ojos miraban la ventana y se veía jodidamente bien. ¿Cómo después de todo estaba tan bien? ¿No le afectó romperme el corazón de la peor manera? Al parecer no. Mi masoquismo llegó a esto, a querer besarla y decirle que la perdonaba. Pero no lo haría.

-Hey, Grande. –inmediatamente se giró a mirarme, con un ademán me invitó a sentarme, no la desobedecí.

-¿Cómo has estado, ___? –

Muriéndome sin ti.

-Bien, ¿Qué tal tú? –parecía decepcionada, sí, esto sólo era para burlarse de mí. –Escucha, Ariana, no tengo animos para que te burles ahora de mí por haber caído en tú estúpido juego. –

-¡No es eso! –alzó sus manos hacia mí, ¿Tenía miedo de que me vaya? La miré confundida y ella alejó lentamente sus manos. –Es que.... Quería saber cómo llevabas esto de... Ya sabes. –

-Eres la última persona a la que le debe importar esto, Grande. –

-___ necesito y quiero que me perdones, no sé que me pasó, no sé por qué hice eso, sólo sé que te quiero de vuelta. Sufro mucho sin ti, no puedo seguir sin ti. –pasé mi lengua por mis labios y sonreí de lado.

-Yo también lo hago. –ella sonrió esperanzada. –Con la diferencia que no necesito humillarme, como tú. Y que en mi vida ya no eres nada. –la miré con desprecio, con el mismo desprecio con el que ella me miró esa noche. –Adiós, Grande. –me levanté, di unos golpeteos en la mesa y me marché dejándola sola, a las tres de la madrugada, llorando detrás de mí.

Empujé la puerta de la cafetería y sentí el viento helado en mi cara, combinado con el olor a un perfume peculiar.

-¿Así que vuelves con Grande? –sonreí de lado.

-Uh, Ruby. –reí y me acerqué a ella, quién estaba recostada en su coche frente a dichosa cafetería. -¿Qué haces aquí a esta hora? –

-Internet se encargó de avisar a todo mundo que te encontrabas hablando con Ariana Grande aquí. –miró disimuladamente la camioneta que seguramente estaba llena de reporteros. –O... puse un chip de rastreo en tu nuca. –reí. –Sé que te convence más la primera.-asentí.

Saqué la llave de mi chaqueta sin apartar la vista de sus hermosos ojos y presioné el botón para que el auto se trabara.

-Escapemos como dos adolescentes. –sonreí. -¿Te apetece? –

-Contigo se me apetece todo. –

-Pues vale. –

(...)

-Así que tú historia con ella se basa en tres partes; el principio, Selena Gómez, y el final. –asentí y ella río. –Déjame decirte que me sorprende que sigas viva luego de tanto drama. –

-Oye, me sorprende que Halsey nunca nos haya presentado. –se encogió de hombros.

-Quizás te shippeaba con Ariana. –

Halsey, sí, obvio.

-No lo creo. –reí.

-Hemos hablado tanto de Ariana que creo que ni siquiera sabes dónde estamos. –

-Menti... Wow. –miré el acantilado frente a nosotras, sus manos fueron a mis caderas y formando un abrazo.

-¿Te gusta? –

-Me encanta, Ruby. –estaba sin palabras.

Simplemente esto era hermoso.

Sentí sus labios en mi mejilla y desde ese momento supe que las cosas se complicarían.

Desde ese momento supe que aquello se complicaría a tal grado; Que mi pequeña historia con Selena. No sería nada comparado con esto.

Y me aterraba. Quería llorar, correr, desaparecer. Pero, contra esto nada podría ser peor.

Sin embargo... Con Ruby... Me sentía... ¿Viva?


Bang! |A.G|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora