Capitulo 2

53 3 3
                                    

De verdad que este día no puede ser mejor (nótese mi sarcasmo). Después de perder el autobús me dispuse a tomar un taxi, ¿qué más podría hacer? Porque caminar, ni loca.
Faltaban 7 minutos para que comenzaran las clases y yo seguía en el taxi, dándole la dirección del colegio por octava vez a un señor regordete, de al parecer unos 90 años, que no escuchaba nada y la verdad dudo mucho que tan siquiera pueda ver el camino. Pasaron unos minutos y pude divisar la escuela, quería bajarme ahí mismo, pero como no... El señor no me dejaba salir.

- He...disculpe, podría abrir la puerta señor, aquí es mi escuela.
- QUEEE??? Hable más fuerte señorita.  Que quiere que avance otras dos cuadras?
- Noo, pare! Es aquí- Le grito en el oído al taxista. Por dios, como me dan ganas de gritarle unas cuantas cosillas, pero dudo mucho que me escuche.
- Esta bien señorita. Pero no me grite, si escucho.- ja, como no. Si esta sordo hasta la mierda. Me digo mentalmente.

Por fin bajó del taxi, le pago al señor la tarifa y me dirijo a las oficinas principales para que me den mi horario. Gracias a dios todavía faltan 2 minutos para que comience la primera clase.

El colegio está repleto de estudiantes, casi me es imposible pasar entre tantas personas. Me encuentro en el pasillo buscando las oficinas, pero no puedo encontrarlas, entre tantos empujones y gente más alta que yo, es imposible concentrarme. Comienza a sonar la campana y todos los estudiantes empiezan a entrar a las aulas. Por fin! Unos metros adelante veo una puerta con un letrero que dice " Oficinas generales". Toco la puerta y consigo un "entra querida" de una señora de aparentemente unos 40 años, de ojos verde claro, tez muy blanca, cabello obscuro y chino, un cuerpo, mi muy flaco ni gordo, y vestida con un vestido floral. Se ve que es buena persona, creo que ahora me cae bien, encuentro algo en ella que me inspira confianza. Entro y me siento en la silla color verde que se encuentra frente a su escritorio.

- Buen día. Mi nombre es Jade, Quisiera pedirle mi horario de clases. Es mi primer día.- Le digo con mi mejor sonrisa a la secretaria.
- Buen día! Mi nombre es Clara. Por supuesto que si linda. ¿Cuál es tu nombre completo?- Dice Clara mientras se pone unos lentes y empieza a buscar en su computadora.
- Jade Hunt.
- Okey, dame unos segundos, imprimiré tu horario junto con algunos papeles extra que necesitas tener, ya que me he dado cuenta que no conoces como nos manejamos aquí, y después podrás dirigirte a tu clase-. Tal como dice, los papeles comienzan a aparecer y me los entrega.
- Perfecto, muchas gracias. Emm... Tengo una duda- le digo con un poco de pena, ya que me di cuenta que no sé donde se encuentra mi aula- ¿Dónde puedo encontrar el salón E-14? No conoz...- No puedo terminar mi frase ya que alguien me interrumpe.
-Mamá, olvidé mis bolígrafos en casa, el profesor no me deja entrar hasta que consiga todo mi material, ¿podrías prestarme algunos?- dice una voz de un chico.

No había volteado hacia atrás porque al parecer era una conversación entre Clara y su hijo, pero cuando Clara se levantó para entregarle los bolígrafos a su hijo, la curiosidad pudo conmigo y lo miré. Maldición, ¿que es lo que me pasa hoy? Hoy mi día apesta. Ante mis ojos puedo ver al chico que hizo que perdiera el autobús, gracias a él tengo una rodilla magullada y un genio de los mil demonios por tener que soportar al viejo taxista, y también debo agregar que llegué tarde por su culpa, porque todavía no he entrado a la clase. Esos ojos azules los podría identificar en cualquier lugar, y también esa sonrisa de lado que me dedicó hace un segundo. Aghh... De pronto me han entrado unas ganas enormes de golpearlo, pero no creo que sea buena idea, ya que su madre se encuentra frente a mí. Estoy segura que todavía me recuerda, sabe que fui yo a la que tiró mientras corría, y todavía más segura que lo hizo a propósito, ¿pero porque? Ni siquiera lo conozco.

- Hijo, deberías apurarte, llegarás tarde.- Clara me mira por un segundo y añade. - Espera, ya que estás aquí podrías mostrarle a Jade donde queda su aula. ¿Podrías hacerme ese favor? Ahora tengo mucho trabajo.
- Por supuesto madre, yo me encargo-. El chico de ojos azules posa su mirada en mí y me guiña un ojo. - Vamos Jade, o llegaremos tarde.- Añade mientras sale de la oficina.
- Muchas gracias Clara, nos vemos pronto- le digo a la secretaria mientras salgo de su oficina.

Me he quedado sin palabras, no quiero que este chico me lleve a mi aula, no quise decírselo frente a su madre, pero ahora nada me va a detener, tal vez no sepa dónde se encuentre el E-14, pero puedo arreglármelas sola, no necesito su ayuda.

- No quiero que me acompañes, así que puedes irte a tu clase- le digo.
- Nunca te pregunté si querías que te acompañara, es un favor que le hago a mi madre, no a ti, así que mueve tu trasero.
- ¿Pero quién te crees que eres? No voy a tolerar que me trates de esa manera!- me paro en seco y lo señaló con un dedo.- No me interesa que es lo que te haya dicho tu madre, yo me las arreglaré sola y punto, tú....
- Mi nombre es Zev. Y te advierto niña, no me hagas enfadar. Vendrás conmigo por las buenas o por las malas, tú decides.

Me quedo en el mismo lugar con los brazos cruzados y retándolo con mi mirada. Puedo notar que Zev es mayor que yo, posiblemente un año o dos, y también es muy alto, ha de medir alrededor del 1 90 más o menos, pero no me da miedo, si cree que voy a obedecerle se equivoca, a mí nadie me manda. Zev nota que no me moveré así que su expresión neutra cambia a una muy enojada, levanta la cabeza al techo y exhala.

- Tu te lo buscaste Jade-. Me dice mientras se acerca a gran velocidad a mí y de un momento a otro me encuentro colgada de cabeza. Oh no, no lo ha hecho...
- Bájame idiota, te dije que no te me acerques, y estoy en falda, por un demonio!!! Suéltame ahora!- de seguro está disfrutando todo esto no lo dudo, lo mataré cuando me suelte, nadie se mete conmigo.
- No lo haré Jade, grita todo lo que quieras, si no cooperas nunca llegarás a clase. Además, por mí no hay ningún problema en que nos quedemos así, la vista es espectacular-. Comienza a reírse y a caminar. De seguro toda la escuela está escuchando todo el alboroto, pero nadie se digna a ayudarme. También sé que tengo un color rojo en las mejillas, lo que ha dicho acaba de causar más enojo dentro de mí.
- Zev, bájame, prometo seguirte, ¿está bien? No me siento bien-. Le digo con un tono más bajo y lastimero para que sea más creíble mi actuación. Nos paramos en seco y me baja de su hombro. Ya que me encuentro de nuevo en el suelo, me inclino hacia abajo y agarro mi cabeza para fingir mejor.
- Oh por Dios, lo siento, era una broma, no quería lastimarte ni nada-. Me dice con un tono un tanto preocupado.

Me incorporo y le propino una buena patada en su entrepierna, lo que causa que Zev se retuerza de dolor y caiga al suelo.- Esto es por tirarme al suelo esta mañana...- le doy otra patada en el estomago- Y esto por ser un idiota e invadir mi espacio personal, adiós Zev.

Lo dejo ahí tirado en el suelo gimiendo de dolor, sé que está mal golpear a las personas, pero él me sacó de quicio y se lo buscó. También las mujeres sabemos defendernos, no debemos dejar que nos traten como basura NUNCA. Al caminar unos metros hacia el frente pude divisar el aula al que me dirigía, así que suspiré y toqué a la puerta, ya que esta se encontraba cerrada. Así es como empezó mi primer día de escuela, que emocionante, sólo espero que no me llamen a dirección el primer día.

Mi Primer Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora