Capítulo 9

561 33 15
                                    


¿Quieren un empalagoso momento Jelsa? Pues prepárense porque no lo tendrán.



Esa misma tarde, Anna se dirigió a los bosques de la salida del pueblo, como había acordado con Benedikta. Frenó la carroza en cuanto vio a la pelirroja aparecer por entre los árboles con el pulcro traje morado que le había obsequiado.

—Tuve que bajar la falda un poco, pero puedo regresarla como era. —explicaba mientras corría dificultosamente por los zapatos hacia el carro.

—No, es tuya. —sonreía Anna. — ¿Qué sucederá si una criada ve tu habitación vacía? —se le ocurrió de pronto.

—Esa solo sería Annkjell y no me delataría. —le despreocupó y se sentó al lado de la Princesa. —Es como mi hermana. Nunca me traicionaría.

Anna notó cómo se le marcaban los hoyuelos y las pequeñas arrugas en los ojos al no parar de sonreírle. Se sintió vigorosa por dentro y le devolvió el gesto, más emocionada aún por esa pequeña travesura para que Ben consiguiera su entrevista.

—Sé lo que se siente. —sacudió las riendas. —Vamos.

—¿Te ayudo? —Bernt entraba rengueando en la habitación de la Princesa menor, mientras Annkjell batallaba por ordenarla por si sola.

—Oh, ¿podrías? —agradeció silenciosamente el gesto del hombre. —Lleva la mitad del tiempo de a dos.

El castaño fue ayudarle a tender la enorme cama desde el lado opuesto.

—La Princesa Anna siempre me dio lástima. —dijo él de repente, pensativo.

—A mí también. —suspiró la sirvienta. —Aunque no sé por qué. Cuando piensas en lo que tiene y nosotros no.

—La Señora Higgings quería mucho al otro heredero, el Señor Philippe Ingerborg, el que se ahogó. —añadió él. No había llegado hacía mucho, por lo que las noticias a veces le llegaban tarde.

—Eso fue diferente. La Princesa Anna estaba enamorada de él. —Annkjell se ruborizó al contarlo, a pesar de que no era prácticamente un secreto.

—¿Qué sucedió?

—Bueno, nunca tuvo una oportunidad. Se suponía que se casara con la Princesa Elsa, ya sabes.

—Oh, cierto. Entonces era un hombre más valiente que yo. —bromeó Bernt.

Annkjell rio tímidamente. Él se quedó contemplando esa sonrisa blanca por un momento.

—La Princesa Elsa no es mala como todos la pintan. —amplió ella, golpeando los cojines. — Es muy dulce, solo que elige con quienes. Con Philippe lo era, supongo.

—Es triste pensarlo. —siguió el criado. Annkjell permaneció inmóvil, mirando la cama perfectamente armada con un aire afligido.

—Siempre es triste cuando amas a alguien que no te corresponde. —suspiró, y con el peso de sus palabras se animó a mirarlo. —Sin importar quién eres.

Bernt la miró, interpretando su mirada.

—No... Huh, me refería que es triste que muriera. —dijo tomando su bastón.

—Oh. Sí. Muy triste. Era amable. —Annkjell se removió y cogió las sábanas sucias para llevar al lavadero. Dio la vuelta a la cama y se dirigió a la puerta. —Muchas gracias. —susurró agachando la cabeza al pasar por su lado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 26, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Arendelle Palace | JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora