El sol comenzaba a adentrase cada vez más en la ventana molestándole a Harry. Refunfuñó y abrió los ojos de golpe esperando que su vista se aclarará.
Era la segunda noche que pasaba en el sofá y cada vez parecía más incomodo, un pedazo de metal que salía del viejo —y desgastado— sofá le hincaba en las costillas.
Recordó que tenía que ir a trabajar y se levantó rápidamente. Ya era tarde y tenía que bañarse, ponerse guapo, desayunar y asegurarse de que Louis estuviese bien y no le faltará nada.
En la ducha Harry pensaba si era correcto dejar a Louis solo. Le preocupaba que se quedara solo en casa por tanto tiempo ¿y si hacía algo que no debería de hacer? Louis en cierta parte seguía teniendo su instinto animal y eso le preocupaba a Harry, temía lo que Louis hiciera en sus tantas horas solo.
Entre ese y más pensamiento Harry termino de ducharse, se afeito y se puso el overol que siempre usaba para ir a la granja.
Toco la puerta de su cuarto —que ahora parecía ser el de Louis— y entró en cuanto lo escucho diciendo que pasará.
—Hola —dijo Harry, con una sonrisa —. ¿Cómo estás? Tengo que ir ya a trabajar y solo pasaba a decirte que en la cocina te deje comida para cuando quieras y...
—Quiero ir al trabajo contigo.
—¿Eh?
No podía ser lo que había escuchado. ¿En serio quería acompañarlo a la granja? ¿Acaso tenía un plan malvado o quería huir?
—Quiero acompañarte a tu trabajo.
Harry ni siquiera había notado que Louis estaba ya cambiando. De verdad quería ir con él, seguro lo había tenido planeado desde anoche.
—Louis, no es seguro. Por ahora es mejor que te quedes aquí.
—No, quiero ir.
Louis era la persona más terca que hasta ahora Harry había conocido.
No le quedó de otra que ceder, iban los dos caminando para la granja en silencio. Ninguno de los dos se atrevía a romperlo. Harry no sabia si Louis seguiría estando a su lado después de todo lo que mirará.
Llegaron a la granja y por suerte el patrón de Harry no estaba. Se ahorraría una explicación. Al menos solo tendría que darle una explicación a Louis cuando se fuera corriendo para la casa, si es que decidía aún quedarse con Harry.
—¿Qué es lo que haces aquí? —preguntó Louis.
—Uh, trabajar —Harry tuvo la suficiente confianza para responder a eso como si nada. Louis ladeó la cabeza y lo miró confundido.
—Sí. Lo sé, pero me refiero a cómo trabajas aquí. —se giró observando el lugar detalladamente. Todo era tan blanco y metálico. Olía realmente mal que se le revolvía el estomago.
Matando a tu familia
Pensó Harry
—Yo... Yo hago, uh... Limpió aquí.
Mierda. La había cagado.
—¿Tú limpias este lugar? —preguntó Louis confundido.
Harry no podía sentirse más estúpido. Podría fingir que así era pero su jefe se enojaría cuando se enterara que lo único que hizo fue limpiar el maldito lugar en lugar de matar a las vacas.
—¡Sí! —soltó Harry —. ¿O es que no miras que está sucio? ¡Ven! Ayúdame a limpiar. Me haces de tanta ayuda Lou, tengo que limpiar este asqueroso lugar todos los días solito. —hizo un puchero y con su mano derecha formó una pistola imaginaria, la apuntó en su cabeza para luego jalar el gatillo.
Louis sonrió. La primera sonrisa del día.
—Bien, bien, bien... ¿Pero cómo te puedo ayudar?
