"Capítulo 4"

411 49 9
                                    


Dylan al día siguiente había salido como la noche anterior aún que está vez con una taza de chocolate frío. Y espero a que el de cabellos claros saliera. Tenía la esperanza de que está vez le contestara.

Esperó y esperó, mirando la ventana de enfrente, esperando que algo se moviera dentro de ella. Pero nada pasó, el viento seguía rugiendo provocando pequeños silbidos casi inaudibles, la ventana seguía cerrada y él no salía.

Primero pensó en que tal vez el rubio no quería hablar con el, o que ayer lo había asustado, así que se sintió avergonzado, demasiado avergonzado.
Luego recordó que la luz ni si quiera se veía encendida de cualquier modo y además el cuarto del joven tenía las cortinas abiertas, por lo cual podía ver que él no se encontraba. Así que su mente enseguida se olvidó de la idea anterior y decidió seguir esperando con el  pedazo de papel arrugado en sus manos, aún que está vez un poquito preocupado, pero sólo un poquito.

Cuando el reloj marcaba las 2 am, Dylan seguía despierto. La taza de chocolate se había acabado y el avión estaba aún más arrugado. Pero no iba ir a dormir, ¡No!, no era por esperarlo a él claro que no. Sólo... no tenía sueño, eso era todo.

Aunque de todas maneras su plan de quedarse hasta tarde se había arruinado una vez que su padre había llegado de  trabajar y lo había visto aún despierto, pues lo había metido a la fuerza de la ventana hacía el cuarto y con un tono duro le susurró un "mañana hablamos" en vez de un "buenas noches".

Así que no tuvo más remedio que adentrarse en la cama como su padre le había ordenado. No sin antes dejar el avión, que ya no parecía avión, debajo del colchón de su cama y de haberse puesto la pijama. Esa noche dio vuelta y vuelta intentando conciliar el sueño, pero no pudo pegar los ojos por estar pensando en el rubio y en la inexplicable tristeza que tenía al no haber podido verle, si, bueno lo había admitido no quería irse a la cama sin ver sus ojos.

Que patético era ¿no?.

Y bueno además tenía un nudo en el estomago, de esos que tienes cuando algo malo pasó o está por pasar y eso también le quitaba el sueño, siempre había sido paranoico y ansioso, más aún cuando algo le importaba. Algo detestable en verdad.

Pero tal vez está vez no era paranoia y algo en verdad estaba pasando.



Había un niño nuevo, no se en dónde este.

Había un niño nuevo, lo extrañe.

P a p e rDonde viven las historias. Descúbrelo ahora