Si la vida fuera la muerte y la muerte fuera la vida; que pesada carga de incertidumbres llevaríamos con nosotros mismos.
El viento sopló con su último aliento esperando que ese suspiro pudiese viajar entre los lugares, tiempos y sentimientos, la inmortalización a través de los recuerdos, ideal objetivo de aquel moribundo con esperanzas relucientes de quedar plasmado ante su despedida.
Más sin embargo, no consiste en el viento plasmar memorias en aquellos que no quieren ser plasmados.