Capítulo 1

74 6 4
                                    

Bueno, ya conocéis un poco mi ciudad. Ahora he quedado con Garried, uno de mis mejores amigos, su padre es un famoso empresario multimillonario, con lo cuál vive en una, dice que tiene una sorpresa para mí, a saber que será, ya que él es muy polifacético, es decir, se le da bien hacer muchas cosas.

***
Ya he llegado. Es una gran casa con un enorme jardín con un columpio y una hamaca. Da un aire muy tranquilo y siempre que voy me sirven un batido de piña, mi fruta favorita.
Din Don...
Llamo al timbre y a los diez minutos, cuando ya me iba a ir pensando que todo había sido una de sus bromas, me abre la puerta Garried, pero iba vestido muy raro. Su pequeña melena negra repeinada con muchísima gomina y se ha tapado sus ojos verdes con unas gafas de sol, además va con un smoking negro. La verdad es que va ridículo.
-¿Pero que pintas llevas?- le pregunto algo sorprendida.
-¿Te gusta?- me responde con cierto aire de chulería.
-Vas ridículo.- le digo sin más.
-Ridícula irás tú.- dice imitandome.
-¿Yo?
-Sí tú.
-¿Y eso por qué?
- Demasiado vulgar.
- Que pasa,¿ahora eres un gurú de la moda?
- Exactamente.
- ¿Entonces me has traído hasta aquí solo para decirme que no se vestir?
-Yo no te he traído, has venido tú solita.
-Además de chulo, tonto.
-Bueno pero respondiendo a tu pregunta, no te he "traído" por eso. Anda entra.
Entramos y me lleva al salón.
- Siéntate, vuelvo en un segundo.
-Uno.
-Ja ja ja. Que graciosilla.
Y antes de salir de la habitación da un par de palmadas y casi al momento aparece su asistenta.
- Tráigale a la señorita un batido de piña bien fresco con una bola de helado que hoy ya le he dado bastante la tabarra y se lo merece.- dice guiñandome un ojo y dedicándome una sonrisa amistosa.
-Sí.- dice su asistenta seguida de una inclinación a modo de reverencia (la verdad es que se lo tiene muy creído, pero no me puedo quejar, que hoy el batido viene con helado).
La asistenta es joven, no superará los treinta años, pálida, delgada, con gafas, siempre lleva el pelo recogido con un moño y suele ir vestida con camisa blanca y falda de corte recto, larga y elegante. Me parece que se llama Roxanne y siempre obedece lo que le dice Garried. Para eso están las asistentas ¿no? Y pensaréis, ¿por qué tiene una asistenta? Respuesta rápida. Porque puede.
A los cinco minutos Roxane me trae el famoso batido. En ese momento entra Garried con una especie de chapita super enana negra con dos puntos, rojo en el centro y otro azul en la equina.
-¡Ta chan!-Dijo orgulloso.
-¿Ta chan que?¿Una chapa?
-No es una chapa cualquiera.
Entonces pulsó el punto rojo del centro y apareció una imagen en él, vestido con un chándal cogiendome del hombro mientras yo sonrío (también llevo chándal) y con los dedos formando una uve. Se ven perfectamente mis ojos verdes, mi nariz chata y mi pelo castaño claro. También se nota que soy bajita ya que Garried me saca por lo menos dos cabezas.
-Me lo pasé genial ese día.- Le dije.
-Y yo.- Respondió.
-¿Pero para que es?
-Para que te lo lleves al bosque mañana. Así te acordarás de mí.
-Pero no puedo llevar más que una cosa de recuerdo. Los Guardias de la Muralla no me dejarán.
-No se darán cuenta, lo tengo todo pensado.
Entonces pulsó el botón azul y la chapa de repente se hizo invisible.
-¿Pero que...?.-No me salían las palabras de lo sorprendida que estaba.
-Así nadie se dará cuenta. Me volvió a giñar el ojo.
-Vale vale. Le dije al final y acepté su regalo.
-Para volver a hacerla visible apriétala con todas tus fuerzas.
Entonces me acompañó hasta mi casa ya que era de noche y se empeñaba en que no podía ir sola. Cuando llegamos a la puerta se despidió.
-Buenas noches. Mañana será un día largo.
-Sí. Buenas noches.- Le respondí.
-Hasta mañana.

SobreviveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora