CAPÍTULO 6.

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-Entonces, ¿qué piensas? -preguntó Gretchen.

-¿Sobre qué? -repliqué.

Estábamos sentadas en la feria de comida del Centro Comercial Crabtree Valley bebiendo batidos de fresa de Orange Julius.

-¡La fiesta de esta noche! Dios, a veces eres tan despistada.

-No quiero ir a una fiesta -dije.

-Brooke, estas empezando a ponerme nerviosa -dijo Gretchen-. Toda tu vida se está convirtiendo en escuela y trabajo. No tienes más amigos
además de mí. No tienes novio porque eres demasiado gallina como para hablarle a ese hermoso chico Ryan. Prefieres ir a cenar esta noche con tu padre que venir conmigo a una fiesta increíble.

Forcé una sonrisa.

-Dios, tú realmente tienes una manera de hacer que una chica se sienta bien consigo misma. -Tomé un sorbo de mi bebida.

-¡Brooke! ¡No quiero ir sola!

-Entonces no vayas -le dije-. Mira, le prometí a mi papá que iríamos a cenar esta noche. No he vivido con mi padre en años. Diablos, ni siquiera conozco a ese hombre. ¿Está bien para ti que me pase un poco de tiempo con él? Por Dios, que egoísta eres, Beth.

Gretchen levantó la cabeza bruscamente.

-¿Qué dijiste?

-Dije que eres egoísta -repliqué.

-No, no, después de eso -dijo Gretchen.

-¿Ah?

-Me llamaste "Beth".

-No, no lo hice.

-Sí, lo hiciste, Brooke. Me llamaste "Beth" -dijo Gretchen mirándome con recelo.

No recuerdo haber llamado a Gretchen, Beth. Pero lo tuve que haber hecho. La cara de Gretchen me lo dijo.

-¿Qué está pasando? -preguntó-. ¿Es por esto qué tu vida está dando vuelta en estos momentos? ¿Todavía te sientes culpable, entonces crees que no mereces tener amigos o novio o salir y divertirte?

-No -repliqué. De pronto me sentí a la defensiva.

-Bueno, así es como se ve para mí -dijo Gretchen. Y luego se iluminó cuando la comprensión golpeó su cara-. ¿Estás soñando con Beth?

-No. -Mentí. No le iba a decir que cada vez que cerraba los ojos, soñaba sobre Beth y Finn. No le iba a decir que mayormente en las mañanas me levantaba cubierta en sudor. Desde luego no le diría que mi pesadilla anoche fue tan intensa que me caí de la cama.

Gretchen intentó con paciencia.

-Beth se ha ido.

-¡Lo sé! -le espeté.

No me resistí cuando Gretchen me tomó de la mano.

-No trataba de ser mala cuando dije eso. Pero, se ha ido, Brooke. Y ella no quisiera que tú vivieras así. Castigándote a ti misma.

-No me estoy castigando -argumenté.

-Cuando no te permites tener una vida, eso es castigarte -dijo Gretchen.

-Tengo una vida -dije-. Sólo que no puedo hablarte de ella.

Maldita sea. ¿Por qué dije eso?

-¿De qué estás hablando? -preguntó Gretchen. Se veía preocupada.

-Nada. No sé por qué dije eso.

-¡Mentira! No juegues conmigo, Brooke. ¿Qué se supone que no debo saber?

Miré la cara de Gretchen en forma de corazón enmarcada por su cabello castaño oscuro. Sus ojos marrones se clavaron en mí, y casi cedí. La chica dentro de mí quería confesar todo en ese mismo momento. Contarle sobre la violación de Beth. Contarle sobre Cal y mis planes de exponerlo por el monstruo que era.

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