Capitulo 1

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Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que estuvieron juntos, que ahora el solo pensarlo inquieta mucho a un tirano de ojos miel.

-Que voy a hacer ahora? Como debo comportarme ahora que he aceptado el que seamos una pareja... y formal, ¡una pareja formal!- En su habitación se encuentra senpai, como todas las noches, intenta trabajar en alguno de sus tantos reportes. Pero por algún motivo su mente no planea trabajar más por esa noche.

-Creo que por hoy es suficiente de esto, lo continuare mañana.- En sus pensamientos solo se podía apreciar un solo pensamiento. Si, una vez más ese ser tan molesto y a veces tan irritante, según sempai. Se escurría como una real babosa entre sus pensamientos.

Alejándose de la mesa aun sentado en la silla de su escritorio respira profundo dejando salir un gran suspiro de su boca. -¡Morinaga! Ese tarado...- un poco molesto con sus propios pensamientos se levanta y decide mejor despejar un poco su mente.

-Como si no tuviera mejores cosas en que pensar-

Se dirige a la cocina ahora con un solo objetivo en mente. Un café... es lo que ahora pide su cuerpo, tal vez con eso logre relajar el cuerpo y despejar su mente.

Al llegar a la cocina un extraño sentimiento de nostalgia rodea todo el lugar. La soledad! Ese sentimiento es con lo que ha estado conviviendo día tras días desde que él partió. Sin ser vista pero tan perceptible que ha convivido con ella y se ha acostumbrado a la cruda presencia del silencio que lo acompaña. Esas dos sensaciones son las que le han acompañado por cerca de 6 meses.

Quién lo diría, se juro no extrañarlo pero fue una gran mentira... lo extraña y desearía que estuviera ahí, tal vez si lo odie cuando actúa de un modo arrebatado e invade su espacio personal.

Ahora se burla de sus propios pensamientos y sonríe ligeramente... -Ja! Mi espacio personal...? desde cuando he perdido tan preciado espacio, que ahora mismo extraño el compartirlo contigo. -

-Es extraño- piensas. Pero es así, su YO de hace algunos años estaría feliz de la soledad y el enorme espacio que en ese momento tiene para él solo. Pero no... simplemente ya no es el mismo. No hay manera de negarlo, lo extraña, y lo necesita a su lado.

Con una taza de café en mano se dirige a la sala. Se acomoda en el sillón decidido a ver Televisión al encender el aparato elige cortar con la molesta soledad y romper el frio que provoca el silencio que ahora le rodea.

Se acomoda en el sillón listo para distraerse un poco pero una vez más – ¿qué estarás haciendo? Ahora solo habla consigo mismo. En ese momento el aparato frente a él es totalmente ajeno para él, ya que nunca lo considero un invento que fuera productivo para la sociedad.

Ahora un nuevo acto involuntario que ha adquirido le hace voltear a ver aquel aparato y le sonríe. En el fondo de su corazón es tanta su necesidad de sentirlo cerca que ahora ha nacido en él un extraño gusto especial por cierta programación nocturna en el canal de variedades.

-¡Pero que estupidez es esta!- Sonríe por lo tonto que puede llegar a ser ese tipo de programas. Aun se pregunta como es posible que pueda perder tiempo en ver ese tipo de cosas. Es más, nunca se imagino viendo ese canal.

Se cansa de tan poca cultura en la programación resolviendo en que es tiempo de regresar a la habitación. Sin antes dar por terminado ese día, así con su fiel cigarrillo se encamina para por fin llegar al cuarto.

-¡Morinaga!- dices su nombre acompañado de un suspiro con el cual también dejas escapar el humo de la última calada al cigarrillo.

Como si fuera aquella primera vez 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora