8 "Nuestro Secreto"

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14 años

-Ya te dije que te lo pongas.- insistió Mario, mientras trataba de ponerme unos lentes, por alguna razón extraña ha estado insistiendo toda la mañana que me ponga los lentes.

-Pero no me gustan.

-No te pregunte si te gustaban, póntelos.- se acercó a mí para ponérmelos, me aleje.

-Ni si quiera necesito lentes, además, me dejaran ciega, de seguro tienen aumento.

-No tienen aumento, de verdad, necesito que los uses.

-¿Qué me darás si lo hago?

-Te dejaré de molestar, pero no le digas a nadie, ¿sí?

-¿Lo prometes?

-No, pero no pierdes nada intentándolo.- dijo con una sonrisa y yo le di un codazo.

-Lárgate Mario, si alguien te ve en el baño de mujeres, te matarán.- dije y me giré para salir, pero él me tomo del brazo impidiéndome que avanzara.

-No dejaré que te vayas hasta que te los pongas, además son más de la cuatro, es obvio que no hay nadie.

-Suéltame.- trate de soltarme de su agarre pero él no me dejo- bien, como quieras.- tome los lentes y me los puse, él tenía razón, no tenían aumento, pero aun así me molestaban.

-Mmm, ahora solo falta cambiarte la ropa.- dijo mirándome pensativo ¿cambiarme la ropa? ¿y este quien se cree?

-Estás loco.- me quite los lentes y se los di, tome mi mochila y me dirigí a la salida.

-Te dije que no dejaré que te vayas.- dijo mientras cerraba la puerta y ponía seguro.

-Mario, ¿qué estás haciendo? ¡déjame salir!

-Hagamos un trato, siempre que estés en público usaras los lentes y dejaras de mostrar tanta.- dijo mirándome de pies a cabeza- piel, cambiaras un poco tu aspecto y yo dejaré de molestarte un poco.

-No utilizaré lentes, deja de hablarme como si fuera una cualquiera y ¿qué te hace pensar que aceptaré el trato?.- el me sonrió y se acercó a mí.

Me tomo de las mejillas y me acerco a él juntando nuestros labios. Yo me quedé paralizada, no moví ni un músculo hasta que respondí el beso, era diferente a la última vez, cuando mi primer beso, hasta que reaccione.

Mario me estaba besando, en los baños de mujeres y no hay nadie que nos diga algo. Esto está mal, muy mal. Lo tome de la camisa y lo aleje de mi bruscamente.

-¿Cuál es tu problema?.- Levante mi mano para darle una cachetada pero él fue más rápido y la agarro para agacharla.

Me tomo de la cintura y me acerco a el, pero demasiado cerca, en realidad sentía que invadía mi espacio personal.

-Aléjate de mi, haré que te arrepientas de esto.- le dije tratando de ser dura, pero él soltó una risita y comenzó a besarme el cuello.

-Siempre me ha gustado el olor de tu perfume, ¿sabes?.- dijo con voz ronca sobre mi cuello y me sobre salte, comenzó a acariciarme la espalda sobre la blusa, pero aveces subía mucho su mano o la bajaba demasiado.

-Esto está mal Mario.- dije tratando de sonar serena pero él me ponía nerviosa y más que ahora estaba tan cerca de mi, besándome el cuello, era inevitable que mi voz temblara.

-Lo sé.- el metió sus manos en mi pantalón.

-Esto es suficiente Mario, aléjate de mi, de verdad me estás asustando.- dije alejando mi cara para mirarlo pero él no se alejaba.

-Ya te dije que solo hay una manera de que te deje ir.- metió una de sus manos en mi blusa y se me erizo la piel, estaba asustada de lo que llegara a hacer. Pasó por mi mente la idea de gritar, pero no había nadie en la escuela más que nosotros.

-De acuerdo, lo haré pero por favor alejate.- dije y él se alejó para darme los lentes.

-Mucho mejor.- dijo con una sonrisa cuando me los puse.

-No volverás a hacer esto, ¿cierto?

-Todo depende de ti, si rompes nuestro trato, tal vez lo vuelva a hacer.- me acarició la mejilla y sentí mi cuerpo temblar.

-Esta bien, pero no me toques.- dije alejando su mano de mi mejilla. El río y tomó su mochila para dirigirse a la salida.

-Por cierto, no le dirás a nadie de esto. Será como nuestro pequeño secreto.- dijo y se fue.

Siempre supe que Mario era un patan, pero nunca imaginé que sería capaz de hacer esto. Agarre mi mochila y arranque una hoja, tome una pluma y comencé a escribir.

"Hola anónimo, ¿recuerdas que me dijiste que te escribiera cuando me sintiera mal? pues lo estoy haciendo ahora. Todo es culpa de Mario, el mejor amigo de mi hermano es tan insoportable, hoy hizo algo tam horrible que me dan ganas de matarlo. Me toco y créeme que me da repugnancia escribirlo. En este momento lo odio tanto, que hace que odie a todos (menos a ti) y él quiere que esto sea como "nuestro secreto". Te cuento todo esto porque puede que sea extraño, pero confíe en ti más que en cualquier otra persona, porque a diferencia de los demás, sé que tú jamás me fallaras."

Termine de escribir la carta y me limpie las lágrimas, me levante del piso. Salí. dejar la carta a la maceta de la cafetería, siempre dejaba las cartas ahí, era divertirlo poder escribirle a mi anónimo, con eso sentía que me desahogaba.

Era como un amigo, un extraño amigo que no conocía pero de algún modo sabia que no me decepcionaría.

VENGANZA (Mario Bautista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora