Eres un riesgo, eres encantador.

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El corazón de Luhan latía desbocado, amenazando con salirse de su pecho o incluso de retumbar cada vez más fuerte en sus oídos. Se sentía nervioso o mejor dicho, "delatado" por el doctor y peor aún, lo había hecho de un modo tan descarado y real, que le hacía sentirse aún peor, como si él hubiera buscado que lo trataran de ese modo. Las mejillas del chico se mantenían en un color rojizo encendido, sus labiales estaban entreabiertos y su cuerpo parecía temblar por completo, por ahora nada más lo calmaría que Kris, su Kris.

Sus manos se movían nerviosas desde su pecho hasta sus mejillas, como si de ese modo pudiera cubrirse un tanto el rostro y desaparecer de forma mágica. Quería extinguirse en millones de pedacitos pequeños y así lograr volar junto al viento. "¿Cómo se supone que lo supo?, ¿soy demasiado obvio? Ah, soy un maldito idiota." Se dijo Luhan, mientras salía casi corriendo de aquel lúgubre lugar, ese que le causaba escalofríos y que prometía en sus pensamientos utópicos jamás volver a entrar.

Al llegar a la calle su cuerpo casi chocó con algunas personas, pero tras unos cuantos saltos más de su corazón acompañados de sus pasos temblorosos, logró lanzarse a los brazos de YiFan y ocultarse en aquel pecho tan cálido, ese que le prometía una seguridad implacable. El mayor entre ambos solo se dedicó a fijar su mirada en aquella carita de su ángel, a detallarla e intentar adivinar qué le había pasado a su niño. Kris se había prometido hace algunos meses que jamás volvería a permitir que alguien dañara a Luhan, más aún cuando él era el único que conocía aquel "secreto" del joven, sería su guardián, su ángel o de hecho, lo que él quisiera.

—¿Qué ocurre? ¿Qué te hizo? Dime Luhan. ¿Te tocó?, ¿qué te hizo ese hijo de puta? Te juro que le reviento la cara si te puso un dedo encima, mi amor háblame
—Interrogó Kris de inmediato con la sangre hirviéndole por sus venas y arterias, manteniendo su mirada fija en el chico rubio y de apariencia infantil, quien se resguardaba contra el pecho del mas alto, regulando su respiración e intentando ocultarse en aquel lugar tan cálido y seguro que representaba el pecho de YiFan. Luhan elevó la mirada negando de inmediato ante cada pregunta que el mayor le había dicho, no podía decirle, no podía confiarle aquello, conocía a Kris y sabría lo celoso que se pondría, además, se arriesgaba a que el lado infantil del más alto saliera a flote y no le hablara en semanas. No podía hablar con Kris de aquello, simplemente no. Además, ¿qué le diría?: "¿Sabes?, anoche soñé con otro hombre y me agradó hasta cierto punto. Por cierto, es mi doctor, Oh Sehun. También me estaba debatiendo si me agrada o no.
En mi sueño nos besamos y creo que se sintió demasiado bien."

No, no podía hacerle eso a un chico tan encantador, aunque fuera algo "estúpido y mínimo" para muchos, él no podía hacerlo. Tenía miedo y sabía que su rostro lo representaba, pero no diría nada. 

YiFan suspiró de forma pesada, soltando el cuerpo de Luhan, para así indicarle el asiento del copiloto con su índice derecho. Odiaba cuando Luhan le guardaba secretos, cuando no le decía lo que ocurría y no confiaba en él, pero en este momento estaba completa y absolutamente celoso. ¿Qué se supone que había pasado allí dentro para que Luhan saliera de ese modo? Kris sentía como si en cualquier momento fuera capaz de dejar su adultez de lado y correría a romperle la cara a aquel doctor. Sabía que con sus acciones no mejoraba las condiciones de su amado, pero. .¿qué más podía hacer si no confiaba en él? 

Luhan con pesadez se alejó de aquel manto de seguridad y asintió, seguiría sus órdenes, no estaba dispuesto a mantener una pelea. Eso realmente le rompería el corazón.
Comprendía el por qué de los celos de YiFan, lo conocía y sabía a la perfección cuanto le molestaba aquello, después de todo, desde hace dos años no existía nadie más, solo dos amantes que se confiaban hasta el último rasgo de su personalidad. Cuando ambos estaban juntos era como si Luhan fuera la princesa de un cuento, una que por fin pudo encontrar a su príncipe de armadura brillante. Y sin importar cuan fallado o roto estuviera Luhan, YiFan lo quería, lo quería con lo poco que podía ofrecerle.

Robame las palabras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora