Luhan se envolvió en las sábanas y rodó por su cama hasta que Morfeo terminó por vencerlo. Esa noche no soñó, solo pudo ver una especie de nebulosa negra que cubría cada pensamiento que su cerebro se empecinaba en transformar en su sueño. Aunque no podía negar que se mantuvo removiéndose entre las sábanas, notando como la grave voz de Sehun parecía crear eco en su cabeza.
La mañana siguiente llegó más rápido de lo que podría desear y eso significaba dos pésimas cosas. Una, debía levantarse porque su teléfono celular no dejaba de emitir aquel irritante tono de despertador y segundo, estaba seguro que terminaría cruzándose con YiFan en algún pasillo o peor aún, lo llamaría a su oficina. Ya ni siquiera se sentía enojado por el comportamiento infantil de Kris, ya que sus propias acciones lo llevaban a sentirse culpable y hasta comprendería al mayor si no deseaba hablarle.
Con desgano se aseó, colocó su uniforme escolar, maquilló un poco las feas ojeras que estaban bajo sus orbes y finalmente solo ordenó un poco sus hebras rubias, o bueno, esas que ya poseían una raíz castaña bastante notoria. Ni siquiera se molestó en desayunar, solo tomó su bolso y se encaminó hasta la escuela. Su madre aún no llegaba a casa y Luhan no esperaba que lo hiciera pronto. Para él, su madre era una figura dulce, pero también, alguien muy ciega y que en todo momento prefería su matrimonio ante el bien de su hijo. Quizá él nunca había dicho una palabra de los abusos de su padre, pero ella debería haber preguntado cuando veía los orbes de Luhan brillando tras una noche de lágrimas, también sobre esos moretones que cubrían sus pálidas piernas o caderas, incluso, podría haber preguntado por esos dolores y miedos que lo azotaban cada vez que se quejaba al subir y bajar las escaleras. Para Luhan existían tantos recuerdos y momentos donde su madre podría haber interferido, pero siempre tenían el mismo resultado, ella solamente se giraba y continuaba con su trabajo.
Los pasos del rubio lo guiaron hasta la entrada de la escuela, pero su atención se vio robada por un Chevrolet cruze estacionado frente a la entrada de aquella prisión. Aunque más que el automóvil, sus orbes se posaron de lleno en aquel titán de camisa blanca con cuello en "V", pantalones negros ajustados y el cabello perfectamente arreglado. YiFan era un sueño, era varonil y dulce al mismo tiempo, rudo pero suave, cada cosa en él volvía loco a Luhan y en cuanto podía verlo, el doctor Sehun desaparecía de su mente como una bruma. Una que jamás se había cruzado en su visión.
Luhan no supo bien cómo reaccionar y sus ideas solo disminuyeron en cuanto sintió aquel calor corporal y ese aroma envolvente de la colonia de Kris llenándole las fosas nasales. Simplemente se dejó guiar por el mayor, apartando por completo los cuchicheos que los estudiantes generaban en torno a su figura y a la del orientador de la escuela.
El adolescente solo fijó su mirada en el rostro de Kris cuando estuvieron encerrados en su oficina, permitiéndose el perderse en esos orbes marrones profundos del mayor, esos que le hacían sentir como algo pequeñito, algo que fácilmente podía esconderse en ese amplio pecho de YiFan.—Antes de que digas cualquier cosa, yo. . .quería disculparme. Sí, aunque no lo creas, Wu YiFan se está disculpando —Una ligera risita nerviosa salió de los labios del mayor, aquel que solo atinó a meter las manos en sus bolsillos y bajar un poco su cabeza. Él se caracterizaba por ser un hombre frío, distante y hasta bastante orgulloso. Ni en sus mejores y más locos sueños se disculparía con alguien, pero definitivamente Luhan derretía su corazón y le hacía estremecerse. Esos dulces ojitos de ciervo perdido le hacían desear poder cuidar de él, abrazarlo y oír cada una de sus palabras sin importar si eran repetitivas o a veces aburridas, él le escucharía con amor y calma.
Luhan solo pudo sonreír y acercarse a pasos temerosos hasta YiFan. Su pecho se infló de felicidad al poder saber que sí le importaba a aquel hombre de apariencia ruda, sí sentía algo por él. Sin embargo, una sensación de culpa azotó su cuerpo, reemplazando cada mínimo gramo de alegría, porque a pesar de que nada físico había ocurrido entre Sehun y él, habían intercambiado "coqueteos" y palabras bonitas. Estaba seguro que nada correcto podía salir de eso.
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Robame las palabras.
FanficLuhan es un muchacho de dieciocho años, el cual sufre de mutismo selectivo, una enfermedad que solo él puede controlar. El chico no habla, ni se comunica, desencadenando la ira y preocupación de su madre, quien lo lleva a médicos desde hace años en...