Capitulo 10.

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-¿Cuánto lleva ahí? – preguntaba el oficial a la sirvienta de la familia Tomlinson.

-Diez días – respondió ella.

-¿Estuvo comiendo? – dijo el oficial.

-Le deje comida pero no la quiso – dijo alarmada.

-¿Escuchaste algo? – dijo la oficial al escuchar dentro de la habitación de Louis quebrarse algo.

-¡No, por favor entren! – dijo la sirvienta alarmada.

El oficial comenzó a golpear la puerta:

-¡Policía, abra!.

Nuevamente se escucharon quebrarse unos vidrios.

-¡LOUIS! – grito la sirvienta.

-Apártala del camino – indico el policía a su compañera para alejar a la sirvienta de la familia Tomlinson mientras daba golpes a la puerta y lograr abrirla - ¿Hola, me escuchas?.

Y ahí lo vio...

A él, a Louis en una esquina de la habitación ensangrentado y llorando.




Los padres de Louis caminaban por los fríos pisos del hospital buscando al doctor que había atendido a su hijo.

-¿Viene a ver a...?- decía el doctor amablemente pero la madre de Louis lo interrumpió.

-¡No me toque! – dijo la madre de Louis mientras caminaba a paso acelerado evitando al doctor haciendo resonar sus tacones por todo el lugar.

-¿Doctor Payne? – dijo el padre de Louis.

-Si – el doctor respondió con tranquilidad - ¿Sr. Y Sra. Tomlinson?.

-Si – respondieron los padre al unisonido.

-Su hijo tuvo un mal comportamiento cuando llego la policía.

-Por supuesto que lo tuvo, ¿Cuál es su "mal comportamiento"? – dijo alterada la Sra. Tomlinson.

-Se auto flageo.

-No quiere hablar con nosotros – dijo el Sr. Tomlinson.

-Lo trajimos legalmente a pesar de que él no quería, estará en observación por lo menos tres días.

-¿Va a encerrar a mi hijo por lo menos tres días con locos? – dijo la Sra. Tomlinson enojada.

-Yo trabajo para el ministerio, está el mi tarjeta. La policía entró ilegalmente a mi casa, llamados por aquella mujer que ya no trabaja para nosotros – dijo dirigiéndose a la sirvienta – Queremos que nuestro hijos sea transferido a una clínica privada.

-Disculpe, eso no es posible – dijo el doctor Payne.

-¿Por qué?.

-Fue un intento de suicidio.

-¡¿Intento de suicidio?!, imposible es el un chico sano y normal – dijo la Sra. Tomlinson alterada – Tiene que estudiar, va al colegio, es un chico normal. ¿Intento de suicidio?, ¿ese es su diagnóstico?.. vamos a firmar lo que se necesite y nos lo llevaremos a casa.

-¿De qué hablan? Si ni siquiera estaban en casa – dijo el doctor Payne aun calmado.

-¡Si estamos! – dijo la Sra. Tomlinson.

-¿No notaron que Louis no va al colegio hace más de 10 días? ¡Louis no había salido de su habitación desde hace 10 días! – ahora si dijo modesto e irónico el doctor Payne.

*Narra Louis*

Escuchaba en los pasillo mucho murmullo así que decidí salir de la habitación donde me encontraba, y vi a mi madre y a mi padre hablando con el doctor Payne.

-Louis, ven acá – dijo mi madre ordenándome.

Yo no respondí, no quería hablar con ella, no quería hablar con nadie estaba realmente molesto, ninguno de los días se habían preocupado por mí y ahora vienen acá y fingen preocupación, al carajo.

-Señora él es legalmente adulto, no tiene que hablar con usted – escuche decirle el doctor Payne a mi madre.

-¿Quién se cree que es?.

-¿Perdón? – dijo el doctor Payne molesto.

-¿Qué quien se cree que es usted? – repitió mi madre.

-Bueno... Louis, ¿quieres hablar con tus padres?.

Negué con la cabeza, tome la capucha de mi suéter y me la coloque, di la media vuelta y camine por los pasillos del hospital ignorando a mis padres, obviamente seguía negándome a hablar con ellos, no por hora, no quiero escuchar sus cuestionamientos estúpidos.




Ahí estaba con mis "padres" en la cafetería de aquel hospital hablando.

-Hemos cambiado la puerta de tu habitación, ¿sabes? – decía mi padre.

-Eh... quiero que me digas ¿Qué esperas que nosotros hagamos? – proseguía mi madre – vamos a intentarlo, muy, muy, muy, muy duro, pero....

-Tenemos que hablarnos entre nosotros, no hablamos nada – decía mi padre, pero yo.... Yo miraba indiferente, sin prestar atención o miraba a otros lados – no me mira cuando le hablo – le susurraba a mi madre como si yo no pudiera escucharlo - ¿Por qué no me miras cuando te hablo? – ahora si me dijo dirigiéndose a mí.

Y así siguió la estúpida "conversación" o "monologo" de mis padres diciendo cosas tan insignificantes y prometiendo cosas que estoy seguro que no cumplirán, solo serán los primero días y después se cansaran y lo mandaran al carajo.


La sala del suicidio  || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora